Abanícame.
Me considero una persona que evoluciona (aunque nunca nadie me ha dicho... "Tía Lauris, ¡qué tal evolución!" jaja). Me gusta ver cómo van mejorando las cosas, cambiando para bien, o incluso ver como etapas terminan y dan paso a otras nuevas. Está bueno eso de modificarse sin dejar de ser auténtico. En contraste, aprecio que todo aquello que adoro se mantengan tal cual lo descubrí, conocí o dejé. Si analizo, soy egoísta pues me gusta lanzar nuevos sabores de mí cada año (Algo así como las heladerías artesanales que sacan un gustito novedoso cada verano sin dejar de ofrecerte las bolitas con los clásicos de siempre. Ja, caigo en cuenta de la implicancia de lo mencionado: La Tía Lauris se ofrece cada verano y en bolas. OJO). Si no analizo, me divierto más. Todo esto viene a cuento pues estuve (estoy) en Lima por unos días y adoré ver que todo lo que adoro (la redundancia es necesarísima) sigue igualito. El algodón sigue siendo maravilloso y por eso próximamente estaremos estrenando los ricos calzones gamarreros (3 x 10 lucas, habla) que me acompañó a comprar la Mamita Olga. El "cariño" sigue estando en todas partes y no hay cerveza sin canchita o habitas o la fina cortesía del local al que asistamos. Pero, sin duda, lo que más disfruté fue un hecho singular y a la vez tan nuestro: "La conchita".
Resulta que un día de aquellos fui con múltiples amistades a almorzar por Barranco. Llegamos al lugar y nos recibieron con unas conchitas de abanico de regalo. Que lindo es mi país. Hicimos los pedidos que brincaron desde los cebiches, jaleas, tiraditos, pulpos, etc... hasta una muy importante "Chita al ajo". Que rico se come en mi país. Esperamos lo justo y entre cervezas y canchitas empezaron a llegar todos los platos... pero no la esquiva "Chita al ajo". Los comensales le dimos curso obsceno a la comida e intercambiamos tenedores, cucharas, platillos y varios ohhhh, ahhh, hmmmm y demás onomatopeyas gastronómicas (aunque también pueden ser usadas en otros eventos, so feel free), pero no lográbamos ver a Doña Chita. Curiosos (no molestos, porque comer rico y estar molesto es imposible), preguntamos por el platillo que había quedado secuestrado en la cocina y, aunque fue un poco evidente la cara de "me olvidé" de la mesera, ella prefirió decir que "ya salía". Sabíamos que era mentira, pero le creímos e incluso le sonreímos (ya había varias cervezas y unos cuantos mariscos encima). Después de un rato, vimos como se fue acercando la activa moza con un plato en la mano, sonriente, henchida, orgullosa de su destreza para danzar entre las mesas del lugar. Se nos abrieron los ojos, se nos cerró el pecho, incluso salivamos un poquito (aunque sin derramar gota alguna)... y esperamos con fervor patriótico/erótico la llegada de aquel manjar que nos dejaría con un aliento criminal y no nos importaba. Y, ahí estaba, descendiendo en cámara lenta, casi iluminado por el sol de nuestra imaginación (porque estaba más nublado que cuando está nublado)... y entonces, la mesera descubrió el platillo y nos dejó ver UNA conchita de abanico en la mesa a la vez que dijo: "La Chita va a demorar UN POQUITO, señorita". Y se quitó.
Especial de Año Nuevo del Pezweón
quién es este weon on?
es el pezweon, pezweon
un pez con un par de testículos rosados que nace de la boca de todos
tú y tus amiguitos lo nombran cada vez que terminan una frase
no, nada. Esto no quiere decir que no nade, sino que no “nada”!¡¡
no tiene expresión alguna
le pueden pasar muchas cosas y siempre tendrá la misma cara
no sonríe
no llora
no nada
flota
ése es el pezweon, pezweon
es el pezweon, pezweon
un pez con un par de testículos rosados que nace de la boca de todos
tú y tus amiguitos lo nombran cada vez que terminan una frase
no, nada. Esto no quiere decir que no nade, sino que no “nada”!¡¡
no tiene expresión alguna
le pueden pasar muchas cosas y siempre tendrá la misma cara
no sonríe
no llora
no nada
flota
ése es el pezweon, pezweon
el pezweon llega a ustedes gracias a Carlos Banda y Andrea Tataje.
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