Coincidencias que Ocurren.

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Siempre he tenido un pensamiento particular respecto a los avisos, clasificados o de doble página, que ofertan sexo. Y no es una posición hipócrita que esté en contra de “Morenitas Ardientes” o “Rubias Nuevitas” y sin embargo, a favor de publicidad como la de Calvin Klein, Victoria’s Secret o Hugo Boss, sino que la que suscribe (me encanta poner “la que suscribe” como si esto fuera a ser visado por un Notario Público. Es que me hace sentir solemne. Déjame negra, déjame con mi solemnidad.), perdón, decía que la que suscribe piensa que todos pueden vender la cantidad de sexo que quieran, sólo que se debe tomar en cuenta el medio, el contexto y la forma. En ese sentido, estoy de acuerdo con que se publiquen avisillos calentones con traseros expuestos que prometen minutos dicharacheros y cargados de satisfacción para ambos sexos, siempre y cuando estén todos juntitos en una sección declarada como adulta. Y bueno, estaba yo exponiendo mi punto de vista, jactándome (sutilmente, claro) de mi extensa tolerancia y agradeciendo a mi calidad (sutilísima, claro está) de publicista mi amplitud mental para juzgar las cosas cuando, haciendo zapping, mis hommies y yo (o sea, mis convivientes y yo) presenciamos algo que me desbarató totalmente. Algo que tiró por la borda todo mi speech cosmopolita. Algo, estimados blog-leyentes, que me dejó pensando en nuevas oportunidades de negocio (Mentira Mamita Olga, no creas nada). Resulta que acá en las argentinas, los avisos clasificados también son televisados. Pero no son clasificados santurrones y santiguadores como los de otros países. ¡NO! Nada de “Gasfitero” (que acá le llaman plomero… otro día les cuento como casi me inundo porque nadie entendía que necesitaba un GASFITERO!), nada de Electricista ni Carpintero. No, No. Acá te ofrecen sexo pago. O sea, avisos que te dicen (insertar acento porteño aquí) “Dale papi, llama” (Odio eso de “papi”, o sea, mi único papi será MI PAPI. O sea el Papito Alfonso. ¡Nadie más!). Y bueno, mis hommies se rieron de mí y quedé como una cucufata de polendas (Suena lindo eso de ser algo “de polendas” no? Aunque sea cucufata. ¡Qué importa!), pero mi posición de Getsemaní de la Publicidad no duró mucho pues, entre los avisos, se dejó ver uno que decía LITERALMENTE lo siguiente:

Atención Zona Recoleta: Bucal sin Globo + Colita, por 20 pesitos te los da Laurita.

Y, como diría Charly, SAY NO MORE.
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