Una nuca muy tímida.

Tweet

Ya les he contado varias aventuras en el subte. Esta que viene será de todas, mi preferida por siempre. Había tomado la línea A en Congreso para conectar con la D en Perú y llegar hasta el barrio de Belgrano, que es donde queda la escuela. La hora punta obligaba a las frotaciones con terceros y a los empujones de ley, de hecho a mi me tocó estar parada entre dos estudiantes de derecho que aparentemente complacidos jugaban ping pong con mi persona a la vez que comentaban qué terrible esto de tener que faltar a clases por quedarse trabajando. Casi acostumbrada al vaivén obligado, sentí en mi nuca una energía diferente. ¿Qué pasa? ¿Qué sucede? ¿Alguien me habrá estornudado encima? No, no. Era nada menos que EL HOMBRE DE MI VIDA, a unos 85 centímetros de mí. Era alto (a esta altura de mi vida he entendido que el hecho de que me gusten los hombres altos no tiene nada que ver con la estatura física, sino más bien con la talla personal, el carácter. Digo esto porque las últimas personas con las que he salido eran, graciosamente, nada altas. Sin embargo, yo las considero, aunque un poco desorientadas, grandes a su manera. En fin). Y bueno, este chico era físicamente alto, castaño pelirrojo (Srta. Y: ¡Otro pelirrojo! ¡Ven ya!), de ojos color verde hoja (pero la hoja por la parte de atrás! Jajaja) y bueno, para no hacerla larga tenía todos los etcéteras necesarios. ¡Un churro! (¡Y tenía un libro en la mano! ¡Rock on! Jajaja). A medida que ibamos avanzando, los estudiantes de derecho se fueron y el subte se fue vaciando. De pronto, mi nuca se pone a conversar.

“Bajás en Hernández?”
“Juramento” (la parada después de Hernández)
“Mirá, creo que me vas a hacer desviar”
“Eso no sería bueno”.
“De dónde sos?” (Nuevamente, el acento peruano derramando lisura.)
“Perú”
“De Lima?” (Tiene un libro y sabe la capital de mi país. ¿Me lo envuelve para llevar?)
“Si”
“Si sabés que nunca nos vamos a volver a encontrar no?”
“Podría darse”
“Mirá, yo vengo de estudiar Probabilidades y eso no va a pasar” (¿Probabilidades? Tiene un libro, sabe geografía y es estadístico. ¿Qué sigue? ¿Su carnet del Green Peace?)
“Hay que tener fe”
“Fe tengo en que me vas a dar tu e-mail”
“…” (Serial Killer – Serial Killer – Serial Killer)
“Mirá que me vas a hacer desviar”
“…” (Serial Killer – CHURRO - Serial Killer – CHURRO - Serial Killer - CHURRO)
“Voy a tener fe entonces”
“Yap”

Se abrieron las puertas del subte en la Estación Hernández y el hombre de mi vida se fue. No tenía cara de Serial Killer. (Pero ¿sería?)

Ay, Mamita Olga, ¡Qué pesada! :D


Pd. Ahora ¿qué hago? Tomar el subte todos los días a la misma hora? JAJA, eso hago todos los días! Ay las probabilidades! Ay!