miércoles, diciembre 30, 2009

Genésis del mal

Estuve leyendo un post navideño
–en realidad fue post navideño, ¿me explico?
O sea, un post después de la navidad.
Changos, qué difícil es decir post post navideño
sin caer en una redundancia.
Scratch that y empecemos de vuelta.

Hace un par de días leí una ¿publicación? ¿Texto? ¿Artículo? de La vida de Serendipity donde reflexionaba acerca de cómo es un craso error (o un #epicfail por su hashtag en twitter… jaja, déjame) pensar que uno puede ir en busca del bikini playero un día lunes después de “fiestas”. Estoy de acuerdo, eso no se debe hacer. Pero ¿sabes qué más no se debería hacer? La ropa difícil de usar. A ver, yo digo que debiéramos abolir los bikinis, trikinis, monokinis y toda prenda que le origine problemas a las chicas. Es que nosotras llevamos una vida muy ardua y dolorosa en cuanto a ropajes veraniegos y, a decir verdad, apenas nacemos ya estamos pagando por lo que hizo la madre de todos: Eva (that bitch). 

Y es que es así. Eva del Edén es responsable directa de muchas de las calamidades que pasamos las mujeres en este villa del Señor Barriga (literalmente). O sea, la so called primera mujer de la humanidad cometió su rico pecadillo al enchufarle la manzana al pelele de Adán –que sin chistar se la mascó todita, ¡ay, los hombres!- y nosotras, el resto de las mujeres del mundo, tenemos que parir a nuestros hijos con dolor. Encima de eso, como la progenitora de Caín y Abel se tapaba el cofrecito con una hojita de higuera, a las mujeres nos toca emularla vistiendo brevedades de lycra que encima deben tener el interior con refuerzo de silicona para que no se te desaparezca la vaina a la más insignificante ola. Eva madafaka, entérate: la silicona esa se calienta y quema, god dammit. (Debo aclarar a los más avispados –yo sé que hay, yo sé-  que es sabido que la hoja que tapaba a Eva era de parra; lo que no es muy conocido es que cuando yo era chica la única hoja que supe dibujar fue la del higo así que mi Eva y mi Adán se taparon con eso. Period).

Y hablando de Adán… ¿por qué los hombres se ponen ropa de baño hasta la rodilla? Olvídense, nadie quiere verlos en zunga, pero, ejem, ¿por qué las textilerías sacan 8 mil bikinis de 1 metro de tela y sólo 1 ropa de baño masculina? I hate them. I hate them all. Cada año es un castigo mayor ir a la playa. Se te mete el calzón. Te lo sacas. Se te mueve el sostén. Te lo acomodas. Te rebalsas del bikini y tienes que remarte hacia adentro de él. Entre tanto, múltiples playeros observan el show al tiempo que chupetean un chorito a la chalaca. Qué mal nos va chicas, qué mal nos va. Caín del mal, el quijadazo se lo debiste meter a tu madre; mongolazo.

jueves, diciembre 24, 2009

La justicia tarda pero llega (al chopin)

Cuando yo era chica preguntaba todo... bueno, hasta ahora pregunto un montón de cosas todo el tiempo (y a los que quieren saber por qué cuestiono tanto, les digo que: si no pregunto ¿cómo voy a saber las cosas?). Bueno, la cosa es que ha llegado la hora de mi juicio final, el momento de la revancha de los eternos contestadores de mis interrogantes. Me está pasando que tengo problemas con las preguntas que me hace mi sobrinito Franco a cada segundo. Yo juro que le reviso la espaldita a ver si hay manera de sacarle las pilas, pero no. También le escudriñé el costado en busca de la llave de cuerda que lo mantiene tan tan vivo las 24 horas del día, pero tampoco. Y por más que trato de llevarle el ritmo lo máximo posible, no consigo que ni medio palito de su energía se reduzca, god dammit.

Lo primero que tiene es que está obsesionado con verme sin ropa. Yo salgo de bañarme y me sigue hasta la habitación prometiendo que se va a quedar calladito mientras me visto. Yo le digo que no, que así como yo no lo veo cuando él se cambia, pues él tampoco me va a ver a mí. A él ese argumento le parece absurdo y me llama mala. Mala Tía Lauris, mala. Ahora, en su último intento desesperado por verme en traje de Eva -pero qué desagradable es esta expresión, ¡no sé por qué la uso!, el mozalbete me ha propuesto lo siguiente: "Tía Lauris, tú me dejas verte mientras te vistes y yo te prometo que seré un niño bueno y que no me voy a burlar" (?).
¿Cómo termina el cuento? La Tía Lauris saca a Franco casi a patadas de su habitación.

Lo segundo que tiene es que está empecinado en saber por qué mi tatuaje de la espalda no se borra. Este interrogatorio lo hemos tenido cientos de veces y ya me lo sé de memoria, pero él no se cansa. Tía Lauris ¿qué tienes en la espalda? Un tatuaje. Tía Lauris ¿qué es un tatuaje? Un dibujo que no se borra. ¿Y cómo lo hacen Tía Lauris? Con unas tintas especiales. ¿Tintas con poderes? Sí, con poderes. ¿Con muchos poderes o con pocos poderes? Con muchos poderes. Tía Lauris, ¿por qué los tatuajes que yo me hago se borran? Porque son hechos con otro tipo de tinta. ¿Tintas con poderes?
Y se nos puede pasar la mañana con esta conversación donde sobran los poderes y sin embargo ningún súper héroe viene a rescatarme.

Y lo tercero que tiene es que está muy preocupado por el uso que le doy a mi dinero. Últimamente estoy usando un jean que tiene un hueco en la rodilla y Franquito no entiende por qué alguien usaría por decisión propia una prenda que está rota. Tía Lauris tu pantalón tiene un hueco. Sí, así lo compré. Tía Lauris, ¿te engañaron cuando lo compraste? No, yo sabía que tenia el hueco cuando lo compré. ¿Y por qué compras ropa usada Tía Lauris? No está usada, era nueva cuando la compré. ¡Pero tiene un hueco! ¡Pero así es el modelo del jean! Tía Lauris ¿qué es el modelo?
(*sigh*)

Y es eso chicos... ¡Feliz Navidad!

viernes, diciembre 18, 2009

Betty Crocker can suck it.

Ir al supermercado es algo que disfruto y soy dócil para adaptarme a las diferentes metodologías de cada cadena  comercial.

Están las que te pesan y embolsan las cosas;
las que te piden pesarlas en la caja al momento de pagar;
las que te cobran menos pero esperan que hagas todo tú solo;
y las que vienen con su yapita más.

Las amo a todas. Me encanta ir a comprar productos de primera y última necesidad y, si fuera cerdo, sin duda mi chiquero estaría correctamente embarrado de puras marcas blancas de autoservicio detallista. Ahora, la única cosa que no me gusta de ir de compras es hacer la cola para pagar. Yo espero que cuando todo sea aún más adelantado, llegue el momento en el que una mente se ilumine -no será la mía- y cree un calculador de gastos que vaya insertado en el cochecito de shopping. O sea, uno va tirando leche, papas, cereales, desodorantes, depilatorios, protectores diarios, zapallos, choclos y yogures probióticos... y en la pantalla del carrito va apareciendo cuánto estás gastando. Luego llegas a la caja -que para efectos del caso mencionado pasaría a ser únicamente un punto de check out- atraviesas tu tarjeta de crédito por un POS o depositas el dinero necesario en una ranurita loca y TE VAS. That's all folks. Cero intercambio de saludos / promociones / disposiciones de efectivo con la cajera y cero cháchara de la gente que cree que no es posible esperar en fila sin hablar.

Y nada, hoy estuve trabajando de relacionista pública de una linda y bastante amable cajera. Esta labor no me la propuse y como todo lo que me ocurre llegó caída del cielito lindo papá. Yo elegí la caja que consideré menos mala (prefiero hacer cola detrás de 1 señora que hizo mercado para el mes que ir a la "caja rápida" donde hay 20 personas con 1 chupete cada una) y cuando la cajera vio que al reloj le faltaban apenas 5 palitos para llegar a su hora de cuadre, optó por avisarme que conmigo se cerraba la caja y siguió trabajando. Los minutos pasaban y empezaron a colocarse personas detrás de mí. Yo, como representante de la cajera en cuestión, les iba informando que la caja estaba cerrada y que en mí moría la situación. Sorry. I can't. Don't hate me.


Tudo bem hasta ahí. Luego llegó un señor presuntamente sordo y ahí fue cuando se jodió todo, Zavalita.

Lauris: (señalando el cartelito que decía "Por favor pase a la caja siguiente. ¡Gracias!") Hola. Sí. ¿Sabe que la caja está cerrada? Yo soy la última que atienden. 
Presunto sordo: (sin ademán de moverse) Sí, sí.
Lauris: (pensando que en realidad no es su problema) Bueno. 
Confirmado sordo: (sonriente) Sí, sí.

Como es de esperar, una señora se puso detrás del señor que no se movía. Y luego otra señora más. Entonces tuve que volver a hablar.

Lauris: (mirando a las señora 1 y 2 y ADEMÁS señalando el cartelito que decía "Por favor pase a la caja siguiente. ¡Gracias!") Hola. Sí. ¿Sabe que la caja está cerrada? Yo soy la última que atienden. 
Señora 1: (sonriendo) Sí, sí.
Señora 2: (sonriendo) Sí, sí.
Lauris: (vocalizando lo más posible y agarrando el cartel que dice "Por favor pase a la caja siguiente. ¡Gracias!") La caja está cerrada señores. Yo pago y no se atiende a nadie más. 

Los tres me miraban como si de pronto el supermercado fuese el plató de Babel y yo la musa de González Iñárritu (Asu, qué top mi referencia. ja). Los quería matar al tiempo que pensaba que la cajera me caía muy mal porque al encargarme la misión de contener a la gente, en verdad me había arruinado la vida. Fui a ella y con señas le indiqué que teníamos tres polizontes en cubierta. Ella me sonrió y bajó el cartelito que la liberaba de atender más gente. Ay, qué linda, pensarán. Yo no creo eso. Lo que pienso es que la Miss Simpatía me hizo quedar como una desquiciada. Yo no conozco a esos 3 individuos y quizá no los vuelva a ver nunca, pero estoy segura que esta noche o mañana, le comentarán a alguien que UNA LOCA en el supermercado creía que tenía caja privada. Bah, creo que voy a empezar a hacer mercado por Internet.

jueves, diciembre 10, 2009

Nube negra dot com

Siempre me sale todo mal. A ver, no es que yo sea pesimista ni mucho menos (ni mucho más tampoco), lo que pasa es que la vida se divierte conmigo –de esto estoy convencida y no hay poder humano que me haga cambiar de parecer; ahora, si algún animal o plantita desea intentar estoy dispuesta a probar. 


Este blog existe gracias a que un día pensé que era imposible que mi cabeza de piña colada fuese capaz de registrar todos los infortunios que me acontecen y que era pertinente mantener un archivo más o menos ordenado de las cámaras escondidas que el señor Jesucristo y su amigo Belcebú me vienen jugando de manera sostenida hace casi 29 años (y esto lo anoto a propósito de modo tal que todos vayamos ahorrando para mi regalo del 10 de enero ¡eh!). 

¿A qué viene esto? Pues a que hoy (ayer) es mi último día en Buenos Aires y, como no podía ser de otra manera, todo me ha salido mal:


  1. Como nunca jamás, amanecí a las 6am dispuesta a sacarle brillo a mi ahora ex-departamento. Estaba sobándome contra las paredes del baño –literalmente- y se me acabó el CIF crema (desinfectante). Bah –pensé- yo uso lavandina (lejía). Voy a la cocina por la botellita salvadora y, como el niño Jesusito (manso corderito) ya se había despertado, se me ocurre ir abriendo la botella de camino a la ducha y ¡zaz! Chorreé el parquet con lejía. Linda mancha ¿eh? (Este altercado se solucionó con VARIAS capas de cera oscura)
  2. Cerca a las 11am y considerando que la entrega del dpto. estaba pactada para las 11:30am, voy a un locutorio para usar Internet porque el servicio ya está dado de baja (ustedes no están para saberlo ni yo para contarlo, pero mis convivientes y yo somos seres responsables que no dejamos al arrendador con deudas y cosas colgadas) ¿Y qué pasa en el cyber café? Que mi hora de salida ha cambiado y el vuelo es para las 18:00hs. A ver, son 10:50am y a las 11:30am entrego el departamento. Ponte que mientras me fui al Internet una estampida de búfalos se apareó en la sala y que por ello tengo que limpiar otra vez… con todo y eso, la entrega no tardará más de media hora y –como soy una chica precavida- he pedido el taxi para las 12m. Dime, Lucifer de mi vida, ¿qué voy a hacer 6 horas en el aeropuerto?
  3. Luego de entregar el depa, me veo con 300 pesos menos de depósito porque el dueño se los quedó como caución en caso de que haya quedado algo pendiente por pagar y con un “Please believe me, I’m not going to rip you off” me tuve que quedar tranquila. (Bah, se supone que me van a enviar la plata por Western Union si en 1 mes no aparece nada impago. Y claro que nada va a aparecer porque ustedes no están para saberlo ni yo para contarlo, pero mis convivientes y yo somos seres responsables que no dejamos al arrendador con deudas y cosas colgadas).
  4. Ya en el counter, una gentil señorita me informa que tengo que pagar 230 dólares de exceso de equipaje porque las miserias que llevo en las maletas superan los 70 kilos y yo sólo tengo permiso para llevar 40. A ver, si mi pasaje salió 540 dólares y estoy pagando más o menos el 40% de ello en valijas… prácticamente estoy cargando un hijo conmigo, un menor de 2 años que sólo paga proporcional ¿no? Este es un niño que no quiero y que me cae mal, pero igual tengo que pagar por él porque, bueno, ¿quién me manda a cebar a un niño de menos de 2 años para que pese 30 kilos y monedas? 

Contra todo pronóstico, mi buen humor no fue mellado durante este día tan entretenido para Dios y Satán (ayer). Lo que sí, aprovecho mis horas de espera en el Aeropuerto para escribir todo esto, porque cuando llegue a Lima y lo cuente, seguro que algo se me va a escapar. Igual, no creo que lo llegue a publicar hoy mismo (la verdad sí creo, pero siempre me pasa lo contrario a lo que espero, entonces mejor no creer para que ocurra ¿no?) -----BIG MISTAKE: NO LO PUDE PUBLICAR AYER. 

¡Hasta pronto ciudad adoptada!

martes, diciembre 01, 2009

locamál


Una nueva preocupación invade mis pensamientos: tengo o creo tener o la mamita Olga me ha dicho que tengo una muletilla. Estoy histérica. No me gustan las frases o expresiones que ayudan a completar vacíos en los diálogos; y en realidad prefiero quedarme callada antes que caer reiteradas veces en el judicial "Es correcto", el notarial "Conforme" o el siempre usado y casi fúnebre "Así quedamos".

Pero qué pasa, hace más o menos 10 días mi mamá me hizo notar que, mientras charlábamos por teléfono, yo repuntaba nuestras conversaciones con un repetitivo "Es verdad" (por favor pronúnciese como esverdá). Como es de esperar y en entera concordancia con las particularidades que me califican, me negué a aceptar la imputación de mi progenitora y argumenté que su sentencia era infundada dado que nuestra llamada telefónica sabatina no había alcanzado los cinco minutos cuando ella realizó la aseveración de mi handicap verbal (a mi me hubiera ido re-bien de abogada, no hay nada que hacer). 

Como también debe ser de esperar, mi madre dio el objection overruled del caso con un "Te lo iba a decir cuando viniste en octubre pero me olvidé". Y nada, como solemos hacer cuando no estamos de acuerdo, nos pusimos a hablar de perejiles, tubérculos y otros temas muy alejados de la consabida muletilla objeto de discusión (Esta técnica es muy saludable, la recomiendo mucho). De pronto, cuando ya estábamos enfrascadas y salivantes en medio de un nuevo tópico, de entre las cenizas apareció un nuevo y acuchillante esverdá para romper la elocuencia de la cháchara.

Maldita sea, pensé. La mamita Olga no me dijo nada. Ella es así, cuando saborea no habla.

Y nada, desde ese día no puedo dormir y tengo pesadillas con millones de personas que me persiguen para darme de muletazos. Adicionalmente, he puesto en práctica 2 actividades:

  1. Estoy combinando mi muletilla vieja esverdá con otra nueva que se llama ciertoés. Me va regio y me siento mejor. 
  2. Además, con la intención de no sentirme sola en mi discapacidad, he dedicado los últimos días a identificar las muletillas de los demás. So far, le hice saber a la muchacha coreana de la lavandería que, en mi opinión, ella dice mucho "Gracias, eh" (por favor pronúnciese graciasé)

Por favor, queridos blog-leyentes, amigos y familiares, les pido su colaboración. De este hoyo idiomático tenemos que salir.

viernes, noviembre 20, 2009

No lo toledo

Aunque hace un par de años que mi defecto favorito es ser desatinada, esta semana me he sentido con el ánimo de aceptarme como intolerante y quererme un poco más por ello (Igual, sigo pensando que para practicar el desatino de manera sostenida hay que poseer un toque de elegancia o, inventemos un término, caradurismo intenso <--- meaning: give me some credit). Y es que yo he vivido engañada mucho tiempo. O sea, yo miento, pero me cuesta mucho hacerlo y, cuando lo hago, es porque previamente he comprado mi mentira. Es decir que cuando me hallo ejercitando el oficio ladino de la falsedad, la realidad es que no considero que lo que digo sea mentira dado que yo me lo he creído previamente ¿me explico? (¿no? bah, como si alguna vez lo hubiese hecho)


¿Que por qué digo que mi vida ha sido un transitar de embustes y timos? Pues porque yo siempre pensé que era una mujer tolerante y lo cierto es que, aminorando las cosas, soy una tolerante selectiva (había elegido selectively tolerant pero luego pensé "no seas atorrante"). A ver: yo tolero las excentricidades de la gente y, siendo brutally honest -acá si me provocó la atorrantada- me llega si mi excentricidad no es tolerada. Pero qué pasa; mientras que me tienen sin cuidado las rarezas de grueso calibre -supongamos, una mortadela- me provocan salpullidos múltiples algunas particularidades bastante comunes -inventemos, un cabanosi. 


Por ejemplo 1: las personas que no saben usar el Lotus Notes. (Los lectores de este blog deberán tener asumido que el Lotus Notes es un castigo divino que algún heroinómano inventó en la cúspide de su séptimo año de vacas flacas. Es una desgracia que muchas empresas adoptan como correo electrónico de compañía y que, personalmente, me ha perseguido a lo largo de prácticamente toda mi carrera profesional). A ver, ¿por qué inventamos la opción "reply with attachments"? Acaso es para arruinarme la vida y hacer que explote mi casilla de correo con toda la gente que me reenvía lo que yo les envié previamente? ¿es que acaso esa alternativa ocasiona un placer orgásmico del que claramente no estoy participando? ¿eh? ¿EH?


Por ejemplo 2: que Thalía se filtre en los avisos que aparecen en este blog. Ehm, yo odio a Thalía. La detesto más que a Arjona y más que al olor de sobaco ajeno (convengamos que el propio jamás ha olido y ahora mismo deberían estar envidiando mi fascinante ph muy pero muy balanceado). Yo sé que existen formas de bloquear determinados avisos y bla, bla, bla. Pero mi desprecio por esta muchacha me impide invertir 1 segundo de mi vida en ponerme a obstruir que su publicidad aparezca en los alrededores de esta pequeña bitácora.


Conclusión: no me importa si te pintas el pelo de verde cocodrilo o si tu mascota es un mandril con dos penes. Pero si me vuelves a reenviar archivos adjuntos de 5mb o si tarareas "amarillo azul", yo te voy a hacer daño. Estás avisado. 

sábado, noviembre 14, 2009

No tiene talento pero irá a tu casa en navidad (*)

Cuando yo era chica la mamita Olga recurría mucho a parábolas para educar a mis hermanos y a mí, y además hizo lo propio con los muchísimos alumnos que pasaron por sus aulas (¿yo les había contado que mi mamá es profesora de primaria? Se retiró hace muchísimo, pero sé lo que les digo cuando afirmo que "una profesora nunca deja de ser profesora" -esto último tendrá muchas interpretaciones y todas serán verdaderas, así que cuidado con lo que interpretan. Jeje).  De todos los recursos bíblicos de la Mamita Olga agotó, sin duda el más utilizado fue el de la parábola de los talentos, que básicamente compara las capacidades innatas de cada persona con la cantidad de moneditas que un amo entrega a sus siervos (se me acaba de ocurrir que, si así lo quisiera, un ciervo podría ser siervo. O sea, si el venadito tomase un cursito de servicios, técnicamente... podría ser siervo ¿no? Think about it). 

Y bueno, mi mamá siempre sostuvo que nosotros, sus hijitos, teníamos talentos muy diferentes y que debíamos aprovecharlos y potenciarlos para ser cada día mejores personas.  No sé si mis hermanitos habrán procedido igual, pero luego de la repetición Nro. 500 de la consabida parábola, yo me hice una listita mental de los rubros en los que me consideraba de alguna manera talentosa. No está de más mencionar que, con el correr del tiempo, gasté varios lápices y tajadores -igualmente mentales- tachando actividades para las que ciertamente no tenía talento alguno (irónicamente, aquel tache y re-tache confirmó un talento que sí tengo: el de inventarme que tengo múltiples talentos).

Y nada, hay algunos que hacen deporte, otros que son capos en números, algunos muy iluminados para escribir y muchos con gran actitud para la venta. Por mi parte, creo que mi talento más logrado es saber hacer como pavo.




Los que acompañan este vídeo son obviamente 
personas que incentivan mis delirios de Dr. Doolittle. 
Ah, también sé hacer como loro 
pero eso ya lo dejamos para otra oportunidad.




(*) El título se obtiene del estribillo rumbero "No tiene talento pero es muy buenamoza" y el hit navideño "Ven a mi casa esta navidad".

sábado, noviembre 07, 2009

Help, I need somebody (not just anybody).

Hace ya buen tiempo acepté que sufro de una neurosis que procuro alimentar a ultranza para no perderla jamás. Esto no es un secreto y de hecho es de conocimiento de mi familiares -quienes no tuvieron otra opción que quererme porque los parientes no se eligen; de mis amistades -que aunque sí pudieron elegir tuvieron la encantadora torpeza de no darse cuenta de mis patologías; y por supuesto de los lectores de este blog -cuyo morbo para descubrir qué nuevo trastorno me ha surgido los obliga a volver y volver a Cosas que Ocurren. 


Ahora, que todos los sepan y que nadie mueva una hoja...(uso "hoja" porque, convengamos: ¿alguna vez alguien "movió un pelo"? ¿cierto que nadie lo hizo? bueno, dejemos de usar "frases hechas" que la verdad "nadie ha hecho" shall we?)


¿En qué íbamos? Ah, en que todos lo saben y que nadie mueve una hoja para evitarlo. Y bueno, la mayoría de las veces a mi me gusta esa ¿resignación? para conmigo y mis particularidades, pero cuando me descubro creando filtros absurdos para decidir qué opino de las personas, en verdad creo que alguien tiene que intervenir. 


Ejemplo 1:
El estado en el que el usuario mantiene el Desktop de su computadora.  Grafiquemos:

Desktop hermoso, perfectísimo, excitante.
Un YES absoluto.  (Claramente este es MI desktop)



Desktop terrible, inaceptable, causante de migrañas y pesadillas.
Un NO rotundo. (Encontré esta imagen en la WWW)

La cosa es así: 
Yo le presto plata a la persona cuyo Escritorio se acerque más a la primera gráfica. Los que tiren más a la segunda, por supuesto que pueden contarme sus problemas financieros, sin embargo, no recibirán de mí más que una cariñosa palmadita en la espalda. 


Ejemplo 2:
El nivel de actualización de sus perfiles laborales. O sea, no puede ser que seas Product Manager de Bebidas Isotónicas en Coca Cola y que en tu profile salga que acabas de completar tus prácticas pre-profesionales en la PYME de tu tío Kikín. No jodas pues. Si no tienes tiempo para poner al día tus datos, suspende tu perfil o ciérralo. Así también cancelarás tu suscripción al Hall de las vergüenzas. Qué odio me da.  


Ahora, aunque soy bastante estricta con estos filtros enajenados que me invento... en este caso (entiéndase "ejemplo 2") me toca ser benevolente a raíz de un incidente traumático que viví.  Ocurre que a pesar de mantener up to date mis perfiles, hace unos días me vi con la sorpresa de unas "ofertas" que llegaron a mi correo. Todas, faltaba más, bastante acorde a mi perfil profesional. Grafiquemos: 


La cosa es así: 
Si no me llaman de La Hoguera, le pongo todas mis fichas a Pequeñas Diosas. He dicho. 

viernes, octubre 30, 2009

Los (no) preferidos y (no) lindos también lloran*


Muchas veces uno vive del engaño, el mismo que sin querer empezó como una mentirita y fue creciendo cual bola de nieve -o ya que están de moda los otakus, cual bola de arroz- hasta volverse una inmensa y gelatinosa falsedad de esas que caben en el más grande de los pyrex (Secretito: antes pensaba que pyrex era una palabra fancy para "tazón de vidrio" y luego me enteré que era una marca. Secretito 2: dado que la palabra bol existe -mutación darwiniana del inglés bowl- investigué si el término pírex estaba acuñado y la respuesta fue no. Ah, lo que no hace falta investigar ni comprobar es que soy una desocupada de nivel olímpico y que encuentro espacio para indagar sobre estas cosas).

Pero sigamos con el engaño que nos tiene aquí reunidos y del que ayer por la mañana nos libramos de un solo tirón, como si de un episodio de cera caliente vs. pierna peluda se hubiese tratado: resulta que yo no soy la favorita de mi abuelita Amanda. O sea, resulta que YO, Laurita Victoria, NO SOY bajo ninguna circunstancia y sobre todo mito LA FAVORITA de la mamá de la Mamita Olga. ¿Cómo es esto posible?  ¿En qué momento se cortó la cadena de frío y simplemente me pudrí? Lo peor de todo es que mi muy sabia abuelita se encargó de sacarme el yeso de los ojos (convengamos que si en 28 años no se me cayó "la venda", claramente tenía yo los ojos enyesados, fracturados desde la esclerótica hasta la córnea. Y sí, ¡todavía me acuerdo de algunas de las partes del ojo! ¿y saben qué otra cosa no me olvido? Que la Miss -ay, la Miss- que enseñó todo esto en el cole siempre usaba un chompón amarillo chillón. Tal vez -con fines académicos- estaba tratando de hacer trabajar a la retina ¿qué sabe uno?).

Ocurrió así:

Clínica Javier Prado, ante-meridiano. La tía Lauris visita a su abuelita preferida a quién le están haciendo un chequeo de rutina. La abuelita preferida está dormida.

Tía Lauris: (susurrando) Abuelitaaaaa... ya llegó tu nietecita preferidaaaa...
Abuelita: (aparentemente no tan dormida) ¿Giselita?
Tía Lauris: (WTF?) Ehm... abuelitaaaa... ya llegó tu nietecita la más bonitaaaa...
Abuelita: (claramente no tan dormida)  ¿Lucía?
Tía Lauris: Ah, bueno. 
Abuelita: (evidentemente despiertísima) Para que te vas pues hijita.


Larga vida y muchos electrolitos para mi Abuelita Amanda. Es la mejor.
Ah, y a mis rivales les digo: WATCH OUT. 


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(*) El título fue sometido a cirugía plástica en homenaje a la emblemática novela de los '80 que protagonizara la también sometida Verónica Castro.

martes, octubre 20, 2009

Divide y reinarás (en el baño)*

Supongamos que me preguntan cómo se divide el mundo y que me dan las siguientes opciones:

a) hombres y mujeres
b) buenos y malos
c) honestos y deshonestos

¿Cuál sería la respuesta?
Simple: ninguna de las anteriores.

¿Por qué? Porque yo, Laura Zaferson (28), pienso que el mundo se divide en 2 grupos:

a) los que cambian el rollo de papel higiénico (gente atractiva, saludable y que todo lo que usa se pone de moda) y,
b) los que no cambian el rollo de papel higiénico (gente que se viste muy feo y que además le huelen los pies).

Tras esta confesión, me atrevo a preguntar:
¿qué le pasa a la otra mitad del planeta en el que nos ha tocado vivir?
No puede ser que haya tanta masa crítica que:

a) se abstiene de ir al baño al ver que falta papel o
b) si logra concretar la empresa épica de conseguir un rollo de papel nuevo, no le alcanza el cuero para romper el siguiente Récord Guinness: ¡reemplazar el cilindro de cartón que quedó en el porta-papel por un degenerado rollo nuevo! (inserte múltiples palmas aquí)

Díganme, amigos de la otra mitad:
¿por qué dejar el rollo encima del tanque del inodoro exponiéndolo a que se moje?
¿por qué abandonarlo a su suerte haciendo equilibrio encima del porta-papel?

¡Cambiarlo toma 1 segundo! (tal vez 5 segundos si se está adormilado, ebrio, bajo el efecto de algún estupefaciente o atacado por insectos, pero no más de five lame seconds)

Yo soy neurótica, jodida, insufrible... una Monica Geller menopáusica, lo tengo claro. Sin embargo, me parece que la mitad a la que represento (y aquí me sentí un poquito abogada ¿vio?) tiene el sacrosanto derecho de que alguien de la otra mitad le explique -aunque sea apenitas- qué está pasando.

Yo digo no más.

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Otrosidigo: a mi no me fastidia cambiar el rollo de papel higiénico. Lo único que quiero saber es qué le aterra tanto a los que no lo hacen.
Otro otrosidigo chusma: mis roommates actuales sí reemplazan el rollo gastado; los de antes no (y no digas que es mentira porque sabes que es verdad. Sí, me refiero a ti ¿cuándo vienes a tomar desayuno? :D).
Otro otro otrosidigo más chusma todavía: muchas de las chicas del trabajo no cambian el papel cuando éste se acabó. Otras -las más lindas- sí. Sobre los chicos, no sé (pero seguramente esos baños masculinos son un muladar).


*La frase fue prestada de "El príncipe" de Nicolás Maquiavelo (esta referencia la pongo sólo por si Alan García lee este blog. Espero que se emocione).

lunes, octubre 12, 2009

(Contra) Golpe de Estado a Venus.

Me gusta cuando me encuentro con algo que escribí hace mucho y mientras lo leo veo que todavía está vigente. Al menos en mi corazón (inserte un "ohhh" aquí). No se trata de un descubrimiento continental en forma de post (ya que estamos Oct-12, dejémonos llevar). Mucho menos de un estudio avalado por la Universidad de North Carolina -a duras penas podríamos responsabilizar al Centro Educativo Inicial "Niño de Praga" por aceptarme en sus aulas a tan temprana edad. Esta listita surgió de tantos años de morir intentando ser mujer, y de resucitar cada vez (estamos con los "ohhh" ¿eh?). Publicado por primera vez el 25/04/2006 (aniversario de bodas de mi hermana Claudia), hoy ha sido re-encauchado para que haga juego con las botas de goma que ilustran el costadito de este papel digital (la foto es del año pasado, el carré de Amelie no existe más).


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Una vez me dijeron: "uno ve a una chica y le toma 2 segundos decidir si le entra o no". O sea, a los hombres a) les gusta la flaca o b) no les gusta la flaca. Con las mujeres, sin embargo, la historia es totalmente diferente. Hay estados.

DEMASIADOS estados.

  • TE INQUIETA: Te das cuenta que existe y te preguntas si será gracioso. No te importa si tiene novia o no. Total, coquetear no es un delito. "Además, yo no me considero coqueta ¿ya?" (Ajá. Gimme a break, would'ya?)
  • TE PARECE LINDO: Aquí ya sabes que él es gracioso y como eres una chica decente, en esta etapa te preguntas si el mentado tiene novia o no. Pero ¡qué diablos si tiene! porque... "no pasa nada" ¿vio?
  • TE ENCANTA: Te ríes de sus chistes aunque no sean graciosos y te das cuenta de cómo arruga la nariz, cómo bosteza ("cute!"), cómo camina y, las más "Monica Geller", miran si se lustró los zapatos o si levanta el meñique cuando toma su bebida espirituosa de turno. Si resulta que el nenito está emparejado, de rato en rato lo maldices y al tiempo te preguntas si la novia "será buena chica" (convengamos que en el "decálogo de la mujer del nuevo milenio", de alguna forma es permisible -previa evaluación del consejo directivo- que le serruches el novio a una "chica mala / celosa / posesiva". Obvio, el mencionado decálogo resulta ser una biblia para las serruchadoras y un panfleto irrelevante para las candidatas a serruche)
  • TE ATRAE: Lo tocas sin motivo (como cuando lo saludas y le sobaste todo el brazo sin querer, oiga), lo rozas o pasas pegada a él ("ay, sorry ¿te toqué?"). A esta altura agarras tu balanza y pones algunas cosas sobre ella: si te toca de vuelta (¿será un vivazo -qué imbécil- o se sentirá solo -¡pobre!-?) y si no te toca de vuelta (¿lo debo tocar más -dame que te doy- o será que si le gusta su novia -chanfle-?)
  • TE GUSTA: Acá viene el sentimiento de culpa, las preguntas retóricas y la tergiversación de las cosas (¿estará con ella por costumbre? ¿me gilea porque le coqueteo o porque sí le gusto? O sea, de hecho que le va mal con la novia... sino ¿por qué me gilea? Porque yo NUNCA he hecho esto antes. En verdad, yo no lo haría si ÉL no lo hiciera. Ay, qué estrés. Voy al baño ¿me acompañas, amigui?).
Y nada, todo esto puede pasar en 1 mes, 1 semana, 1 día... o en una salidita del viernes a la noche. A veces creo que sería más fácil ser hombre, pero luego pienso que si usara calzoncillos -y el huequito que tienen al frente tuviera un sentido útil para mí- pues me perdería de la coqueteada, del "no pasa nada", de la risita, de la rozada (¡oh!) y etc. (siendo el "etc." muy importante).

Así que mejor quedarse viviendo en VENUS ¿no?
(total, le duela a quien le duela, los marcianos nunca se van a acabar)

lunes, octubre 05, 2009

Laurinchi Code.

El otro día meditaba acerca de los códigos que se forman alrededor de una rutina común para muchas personas. Aunque estas leyes son conocidas por todos los que ejercitan el mencionado rito, las mismas no se encuentran redactadas en folios viejos y tampoco talladas en piedra sino que uno puede respirarlas en las calles y en consecuencia conocerlas y respetarlas. Ahora, también existe el derecho de no acatar las reglas y buscarse un lugar distinto para transitar. Descrito así, tan clarito, la vida parece sumergida en una armonía voluptuosa donde todos nos encontramos intoxicados de hachís, viviéndola.

Unfortunately, la vida no es así ¿leyeron? no es así.

O sea, yo pensaba que sí cuando aprendí los códigos del Subte y los incorporé a mi vida. Ahora, me di cuenta que no cuando aparecieron individuos que, no sintiéndose felices con el sistema subterráneo, inexplicablemente siguieron usándolo envés de viajar en auto, colectivo, tren, taxi o sobre sus pinches y mugrosas patas.

Pocas veces conjugo el verbo odiar, pero en verdad tengo sentimientos viscerales y oscuros hacia los violadores del código "Subte", el mismo que sólo consta de 3 pequeños preceptos muy fáciles de seguir:
  1. Si viajas en hora punta, el subte está lleno. Así que por favor no te quejes de la cantidad de gente a tu alrededor. La situación no va mejorar por tus lloriqueos ¿oíste? nada va a ocurrir tras tus lamentos. Esto es verdad, está perfectamente analizado y tengo pruebas: a diario oigo a distintas personas inundadas en un dolor terrible que empieza con "La próxima nos vamos en taxi" (pero nunca se van en taxi) "No vuelvo a viajar así" (y los ves al día siguiente) "Oiga, no me toque" (¿Cómo haría para no tocarte si somos como frijoles en una olla a presión?) "Alguien que me de el asiento" (Estas son las que se hacen a las embarazadas pero en realidad sólo son gordas y perezosas). Ahora, ¿sabes qué cosa NUNCA ha pasado? Que el vagón, el túnel y el cielo se abran -todos al tiempo- para dejar ingresar la mano milagrosa de Cristo a solucionarlo todo. ¡No se llama "hora punta" porque durante ese lapso te meten la mano, maldita sea! En concreto: entre las 8-10am / 12-2pm / 5-7pm, el código te pide que por favor te calles y en lo posible no respires que ocupas más espacio, mijito.
  2. Hay tres formas de salir de una estación de Subte, la primera es el ascensor y está pensado para embarazadas reales, minusválidos, personas de edad con movilidad limitada o padres con muchos niños y bolsas de compras. Si no calzas en ninguna de las anteriores y sin embargo usas este servicio, o eres un vago que no puede subir 1 piso por otros medios o eres un angurriento que desea usufructuar al 8000% el peso con diez centavos que pagó por su pasaje. El código te desprecia. La segunda forma de llegar a la superficie es la escalera eléctrica, la misma que deberás abstenerte de usar si estás apurado. En este caso te recomendamos usar la tercera forma de eyectarte del Subte: la escalera común, la cual -para tu gran beneficio- siempre estará vacía porque todos somos unos viles marranos imposibilitados de subir 14 gradas por nosotros mismos (también hemos pagado nuestro pesito con diez ¿vio?).
  3. Por último, cuando camines para salir o entrar al Subte, "mantén tu carril". Si estás saliendo, pégate a la derecha. Si estás entrando, usa tu izquierda. Por favor no vayas a contramano. Por favor no portes cochecitos de bebé ni maletines de materiales puntiagudos si vas a decidir hacer la del salmón. Y lo más importante: si te desorientaste un poco, piensa que eres un auto en la carretera, salte del carril, estaciónate y saca tu mapa. El código te pide que por favor no saques tu mapa estando en movimiento y frenes en seco para leerlo.
Y es eso.
No es tan complicado.
Así que por favor te pido.
Gracias.


EL COMITÉ.

jueves, setiembre 24, 2009

Colabórame.pe


Y hablando de cosas que ocurren, tuve la oportunidad de colaborar con un medio Colombiano: Revista Exclama. Para explorar la revista, hacer click en Site Revista Exclama y para leer el artículo dentro de todo el look and feel súper chévere del sitio, pinchar en:

Sarna con gusto no pica - Buenos Aires | ! | revistaexclama.com | edicion siete Shared via AddThis

(*) Para los más flojitos (je), aquí les dejo la nota también. Pero les recomiendo que visiten la revista ¡está re-buena y hecha con amooor!


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Sarna con gusto no pica

Si Buenos Aires fuera una cabellera frondosa, la que suscribe sería un piojo sin onda viviendo ahí. Y es que no es fácil tener actitud en la ciudad de la furia; a uno le toca ir más allá, con la salvedad de que aquello no significa coger las petacas y mudarse a Santiago del Estero. Que San Expedito(i) nos socorra.

Las hay oscuras y clarísimas, mugrosas y prolijas, relajadas y apretadas; las hay de todos los colores, sabores, sin duda olores. Todas aman, odian, sufren, gozan. Yo me relamo frente a sus integrantes y quiero ensartarlos a todos en el Obelisco porteño para así romper el récord Guinness al pincho más grande y obsceno del planeta. Las amo, las odio, las sufro, las gozo: las tribus urbanas son mi pecado capital supernova y no existe penitencia válida para esta rica sarna con gusto a `choripan de dos pesito’ loco´.

Góticos y darkies, skaters y bikers, otakus y lolitas –Nabokov se revuelca en su tumba- floggers, punks, cumbieros, rollingas, zombies y más. Aunque se los puede ver por todas partes, uno tiende a salivar más intenso cuando los mira concentrarse en las inmediaciones de la famosa galería Bond Street, situada sobre la caudalosa avenida Santa Fe, donde el exceso se vuelve cotidiano y cada discípulo de lo freak es una apología bípeda de su religión technicolor. Aunque los miro mucho, suelo confundirlos: si el look es negro total y el entrecejo va fruncido, no sé si es gótico o dark; si tiene algún acento de color y detalles orientales, puede ser otaku o emo; si se viste como niña sexy –colegiala que no hizo la tarea, regularmente- es una lolita o tal vez sólo una chica común pero bastante histérica; si se deja el capul de Mick Jagger es rollinga, pero si considera opcional el aseo diario, quizás se trate de un punk que no supo dominar su afeitadora eléctrica. Como guarnición, cada tribu tiene su propio metalenguaje y por más que al pasar cerca de ellas pare la oreja a ver si cazo términos nuevos, suelo también abstenerme de ponerlos en práctica porque temo confundir los dialectos y acabar diciéndole a un cumbiero que me efee(ii) o a un flogger que tiene muy buenas llantas(iii).

Todo esto no es poco y sin embargo, no es pues el mejor bocado de este pincho porteño cuyo jugo nos dispara los triglicéridos al tiempo que chorrea cargado de grasa por nuestro brazo: lo más rico de las tribus urbanas es que, aunque sus miembros piensan que los que no militan en su mismo clan son putos(iv), de alguna forma todos logran convivir con admirable cordialidad en los 3 pisos –más subsuelo- que comprende la Bond Street. Es algo así como un proyecto recargado de la Torre de Babel en plena conjunción de la calle Rodríguez Peña con Avenida Santa Fe. Compartido esto y a saber que considero establecido el porqué de mi amor incondicional por las tribus urbanas, es pertinente esclarecer a qué se debe que no me adhiera a uno solo de estos grupos: soy muy vieja para ser lolita y estoy muy viva para ser zombie; soy muy morena para ser gótica y muy gorda para ser emo; no sé bailar el “parapara” de los otakus y menos el pasito tektonik de los floggers; para colmo de males, nunca aprendí a andar en bicicleta y por ello no me iría muy bien de biker. LQQD(v): ser militante de una tribu no es pues, tarea sencilla.

Volveré y seré millones dijo Evita. Millones de tribus. Oh, sí.



[i] Santo popular en la Argentina. Patrono de las causas urgentes.

[ii] En léxico flogger, pedirle a alguien que se haga amigo de mi fotolog.

[iii] En lunfardo cumbiero, los tennis.

[iv] En jerga argentina, homosexual.

[v] Abreviación para “lo que quedó demostrado”.

martes, setiembre 15, 2009

He mojado mis sabanas blancas, llorándote (*)

Justamente porque soy insufriblemente llorona, me fastidia la onda plañidera que circunda mi personalidad. Antes veía mi sensibilidad como algo positivo, me parecía que correspondía con mi orientación a las letras –aunque ésta última sea, la verdad, bastante desorientada; pero ahora me considero un individuo circense que porta un par de fuentes de agua salada casi al medio de la cara (tengo una frente importante, qué les puedo decir).

No es que sea una engreída que suelta el moco si le cortan el agua o le hablan feo (si ello fuera así, simplemente no podría vivir en el edificio en el que habito: ya les he contado que mi portero es un canalla); lo que ocurre es que me conmuevo sin mucha dificultad y esta particularidad me vuelve, en algunos casos, bastante incongruente (en los demás casos, mi sensibilidad no tiene nada que ver y la incongruencia me viene por pura habilidad natural).

Ahora, convengamos que no suelo llorar con lo que está “hecho para que uno llore”. De este modo, no solté ni un gemidito con “La vida es bella” y tampoco recuerdo haberme conmovido con “Dumbo” o “Bambi” (de hecho, del elefantito sólo recuerdo que se emborrachó y del venadito que corría “como saltando”). En contraste, se me revienta el lacrimal cuando veo que unos jugadores de fútbol ganan un trofeo y celebran abrazados; no importa que no sepa si se trata de la Eurocopa, la Recopa, la Copa de Campeones o la Copa del Rey (estas cosas, no sé bien qué son, pero las aprendí cuando manejaba Directv).

En virtud de lo anterior, me ocurrió la siguiente incongruencia mientras alentaba a mi tenista favorito, Federer, en su contienda frente a Del Potro por la final del último US OPEN (sé que no poseo el más pálido criterio para opinar con propiedad acerca de deportes pero, como me gusta opinar, ideé un método hasta la fecha infalible para seleccionar a mis atletas preferidos: los imagino vestidos como para un matrimonio. Así, Federer con traje: WIN. Nadal con traje: FAIL. Conclusión: Federer es mi tenista favorito. It works every time!) Y bueno, como deben saber –y si no, se los cuento como sacado de diario deportivo- el tandilense Juan Martín Del Potro (20) obtuvo el primer Grand Slam de su carrera al vencer al número 1 del mundo, Roger Federer (28), en ocasión de la final del Abierto de Estados Unidos versión 2009. Y yo, que me pasé todo el partido hinchando por Roger, al ver llorar a Juan Martín no tuve otra opción que acompañarlo con mi llanto. Ni todo el chocolate suizo del mundo –ni Rogercito bañado en chocolate ÑAM, ÑAM- hubieran podido evitar que la que suscribe llore con el sentimiento que lo hizo. ¿Incongruente? Sí. ¿Absurdo? También. ¿Adorable? Hmmm, no sé, no sé.


(*) Gracias Eddie Santiago, por dejarme robarte un pedacito del gran tema Devórame otra vez.

viernes, setiembre 11, 2009

Sin membresía en el Kennel Club.

¿Has visto cuando posees un amig@ que tiene un defecto oculto y que tú –ay, tan despistad@- sólo lo notas una vez que ya le has tomado cariño y entonces dejas de ver este desperfecto como algo negativo y más bien lo consideras un detalle pintoresco de tu querida amistad? ¿No? Bueno, a mí me pasa todo el tiempo. Es más, sospecho que aquello me ocurre porque yo misma tengo un defecto oculto con el que mis seres queridos se dan de trastadas (ojo al piojo: sólo uno de mis defectos es camuflado, los demás son toditos bastante evidentes y no vamos a ocuparnos de ellos en la fecha corriente pues, aunque se vocifera lo contrario, todavía nos queda un poco de ¿dignidad?).

Y bueno, mi área de mejora escondida es la ingratitud: me lo dice mi familia, mis amigos, mis extraños y gente que no tendría que decirme nada pero igual lo hace porque bueno, si es rápido y si es gratis, why not? (Calamaro dixit). Vale la pena -y la alegría, claro está- aclarar que la que suscribe no es del tipo de renacuajo infeliz que no se deshace en varios thank you, danke y grazie frente a los demás –demos el merci por sentado- sino que mi falta se agradecimiento tiene base en que soy una pagada de mi suerte (Mamita Olga dixit).

Y es que me olvido. Simplemente me olvido de llamar por teléfono, de enviar e-mails, de contar cómo me va y esas cosas que la gente normalita hace sin necesidad de que se lo recuerden. Es muy feo lo mío, lo sé. Merezco que retroceda el tiempo y que, siendo otra vez una niñita, mis padres se hagan de una vida llena de lujos y excesos a costa mía llevándome a castings para que salga en comerciales de televisión. Incluso merezco ser elegida para filmar un spot como el de Pedigree donde una princesita de carré inmaculado mira con precoz y escatológica lujuria el popó durito de su guapa mascota.


No puedo ser la única a la que esta publicidad le parezca una malcriadez.

Veamos el detalle:

WTF?

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Mientras tanto, en TwitterLand: cuando dije esto me refería a esto.
Sígueme @lazafer

viernes, setiembre 04, 2009

Ay, que no se me escape.

¿Alguna vez tuviste un momento de revelación en la vida? ¿Una epifanía, una iluminación sin precedentes, una situación que te liberara de la catarata imaginaria que invadía tus ojos? ¿No? Bueno, en un ratito te consolamos mi querido e inmanifestado corazoncito. Ahora déjame que te cuente -limeño o no- la bajadita de reyes que me aconteció hace poquito.

Yo tuve una tortuga cuando era más chica, sobre ella conté un poquito o más de la cuenta en julio de 2006 y junio de 2009 (Para que sumercé vea que venimos compartiendo las cosas que ocurren desde hace bastantito ¿eh?). Ahora, como parte del entrenamiento de crianza, el Papito Alfonso me enseñó a diferenciar hembra de macho por la forma de la base de su caparazón. Ojo al piojo: si la base es plana, la susodicha usa calzón -o debería, qué sabe uno de la intimidad de su mascota- y si es concava, calzoncillo es lo indicado para que vista la tortuga.

Aprendida esta lección no fue difícil notar que mi tortuga era mujercita y, aunque nunca le conocí novio, no puedo aseverar que en realidad no lo tuvo porque Gertrudix era como su dueña, o sea parca para compartir las cosas que le provocan mayor intensidad a su rutina de sístole y diástole (bueno, bueno: tímida para los temas del corazón) y, la verdad, antes no me interesó preguntarle tampoco, pero ahora sí quisiera saber si Gertu tiene Facebook o Twitter (follow me @lazafer), si alguien la tiene en MSN o GTalk, o si existe alguna señal ahumada que le llegue a sus ojitos de pasita bañada en chocolate bitter, porque tengo una inquiry muy importante para hacerle:

Gertudrix de mi vida, ¿tú sabías -mamacita linda- que tus primos de las Islas Galápagos tienen un penecito de 40 centimetros? Cualquier cosita, te dejo material de apoyo:


Winner de las Islas Galápagos hospedado en el Zoológico de Buenos Aires.


Publicidad -de muy poca onda- para cremita WONDERFUL hecha en base a tortuga
(¿usarán el pipí para esto? Digo, con 40 cms se llenarían unos cuantos potecitos)

Tuitera equivocadísima que, para tener mayor éxito en su negocio spammer
debería terminar su frase con BY A GALAPAGOS TURTLE WOOHOO!!

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3era Aventura del Pezweon - 2da temporada
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¿quién es este weón on? es el pezweón, pezweón. un pez con un par de testículos rosados que nace de la boca de todos. tú y tus amiguitos lo nombran cada vez que terminan una frase. no, nada. esto no quiere decir que no nade, sino que ¡¡¡no, “nada”!!! no tiene expresión alguna, le pueden pasar muchas cosas y siempre tendrá la misma cara. no sonríe, no llora, no nada, flota. ése es el pezweón, pezweón.

El pezweón llega a ustedes gracias a Carlos Banda y Andrea Tataje.
escríbeles a: elpezweon@gmail.com o visita
la página del Pezweón en Facebook.

jueves, agosto 27, 2009

When you are old and grey (*)

Convengamos que no soy la mujer más tecnológica que hay. En realidad, creo que ninguna persona de mi entorno familiar es precisamente amante de la novedad en cuanto a lo que gadgets se refiere; digamos que somos una vintage family devota de los clásicos (también podríamos decir que todo portador del gen Zaferson -natural o adquirido, la mamita Olga no se salva- carece de capacidad alguna para entender esas cosas locas tipo los blackberries -a menos que éstos formen parte de un cheesecake- o los celulares con personalidad múltiple que se creen cámaras, radios, equipos de sonido o grabadoras -en mi opinión deberían abrirles un galpón especial en el Hideyo Noguchi; pero ¿para qué aceptar la realidad si es mucho más cool llamarnos vintage family?).

Sin embargo, qué pasa cuando una noche, antes de irte a dormir, te miras en el espejo del baño y descubres que tienes un asomo de cana? (O sea, no una "cana-cana" sino que un pelito de 5 cm de largo que no es blanco ni gris sino que más bien color cobre. Como yo tengo el pelo marrón, opino que aquella hilacha loca era una cana wannabe. Es eso o estoy empezando a volverme rubia a razón de un pelo cada 28 años). Lo que pasa en estos casos es que, para contrarrestar la inminencia de tu vejez, debes hacer algo loco e inesperado, algo que jamás pensaste que serías capaz de concretar. En mi caso: abrir una cuenta en twitter. Inmediatamente me sentí lozana y reluciente.
En la barra del costado de este su seguro servidor blog pueden encontrar "la vaina" que puse para que "me sigan" (a propósito, ¿nadie siente "cosita" de que "lo sigan"? Yo creo que algún palteado debe haber ¿no?)

Ahora, una vez que ya eres joven de vuelta (porque tienes Twitter) y que ese pelo cobrizo fue arrancado de tu cabeza (¿cómo lo iba a medir si no?), ¿de cuál pepa tienes que tomar para asimilar que a un piojo de 8 años le va mejor que a ti en ¿Qué dicen de mí? de Facebook?


En mi caso, realizo vídeos calientes y los subo a YOUTUBE.





Es lo que hay, che.

(*) El título me lo prestó W.B. Yeast. O mejor dicho, lo robé de su hermoso poema.

miércoles, agosto 19, 2009

Tócame y no me mires. (*)

Me disgusta la gente que mira con insistencia. No tengo nada en contra de los que son observadores, curiosos, casi desnudadores de los objetos -yo soy un poco así- pero sí me desespera que alguien me mire por mucho rato, más aún si me recorre con los ojos. Esto es indiferente al sexo de la persona o a sus intenciones; puede ser un hombre salivante, una mujer de ojos muy grandes y que, claramente aburrida, se detiene a mirar todo lo que tienes encima; un niño con mocos o un perro que ladra. Estos seres me perturban y no quiero que me miren.

En verdad sé que no soy importante para ellos y que, con el aleteo de una mosca o al crujido de una puerta, dejarán de observarme y pasaré a formar parte del pretérito de sus vidas. Sin embargo, mi debilidad por las teorías conspirativas hace que siempre que encuentro a alguien dándome un vistazo me pongo a pensar en qué estará pensando ese mirón. Lo terrible de esto es que todas las veces creo que mis veedores organizan sus cabezas con pensamientos malignos provocados por mí (¡vamos ahí con la autoestima!):

  • Si es el hombre con salivas colgando de la jeta, seguro que me quiere hacer algo este depravado y chapucero que... oh, ya dejó de mirarme (A propósito, algún caballerito me cuenta si por lo menos una vez escucharon de alguien en el mundo entero al cual le funcionó la súper estrategia de conquista de "la tocadita de clacson"? O sea, en serio, ¿cuál es el propósito de eso? ¿Que la chica se arranque la ropa en la calle y se meta por la ventana al auto del tipo a decirle "¿por qué tardaste tanto en presionar esa bocina, amor?" Me cuentan, pls).
  • Si es la mujer aburrida y de ojos grandes, seguro que ahorita me va a pegar (¡Sí! muchas veces fantaseo con la idea de que algún extraño me golpee en la calle. Más allá de las consecuencias evidentes, no podemos negar que aquello sería después una gran anécdota). Luego, la fémina pasa a chismear a otra persona cuando cae en cuenta que: sí, estoy en un bad hair day, o sí, uso un sombrero "años 20" en la actualidad. (Consultita: ¿cómo se dice en qué años estamos ahora? Ah, y otra cosa sobre el siglo pasado, ¿se han dado cuenta que nadie habla de los "años 10"? ¿Es que acaso no pasó nada ahí o qué? ¿eh? ¿EH?)
  • Si es el niño de colgajos verdes en las narices, seguro que ahora mismo se para y me embarra de mocos (la que suscribe es una contundente productora de mucosidades y sabe reconocer a distancia cuando una persona es, virtualmente, un container de éstas). Y, cuando creo que debo abrirme paso entre la gente para escapar de tal catarata insufrible donde el niño aquel me va a embadurnar la vida dejándome pegados al pecho hasta el tabique y los cornetes... el adulto responsable de la criatura procede a higienizar al mozalbete.
  • Si es el perro que ladra, no creo que me vaya a morder (eso lo piensa cualquiera, dénme algo de crédito), sino que me está tratando de decir algo. Algo como "arff, atenta que más adelante alguien sí te va a morder, arff" (Acá notemos 2 detalles: en mi cabeza, los perros son adivinos y además no dicen guau, guau sino que arff, arff. O sea, son perro súper pro, ¿vio?). Acto seguido el perrito levanta la patita y hace pipí (para el baño de florecimiento de algún otro cliente, sospecho).
Y ya lo sabes, no me mires que me gasto. O sea sí, veme, pero no me ojees. ¿ya?

(*) Travesura lingüística en reversa del popular dicho: "Mírame y no me toques".

2da aventura del pezweon - 2da temporada
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¿quién es este weón on? es el pezweón, pezweón. un pez con un par de testículos rosados que nace de la boca de todos. tú y tus amiguitos lo nombran cada vez que terminan una frase. no, nada. esto no quiere decir que no nade, sino que ¡¡¡no, “nada”!!! no tiene expresión alguna, le pueden pasar muchas cosas y siempre tendrá la misma cara. no sonríe, no llora, no nada, flota. ése es el pezweón, pezweón.