El loco soy yo.

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Yo no tengo homónimos (No cuentan mis nombres artísticos como Laura Lion, Pocahontas o Lara Croft). Ni siquiera tengo un homónimo dentro de mi familia (En la familia abundan las Lucrecia y los Víctor, pero Laura sólo hay una (Por eso me siento cohibida de portarme mal, porque no puedo echarle la culpa a nadie. A parte, La Tía Lauris es una chica buena y siempre se comporta con la prestancia del caso. Gracias Mamita Olga por enseñarme a usar los cubiertos y a decir “por favor” y “gracias”. Qué? Tú pensabas que ese era un hit de Barney? No reinita, la Mamita Olga siempre a la vanguardia). A qué viene todo esto? A qué yo viví hasta los 8 años pensando que era LA ÚNICA Laura del mundo. O sea, no la única Laura Zaferson sino la única LAURA. Cómo así? Porque mi mamá nunca me dijo que habían otras Lauras a parte de mí! O sea, ni en el kinder, ni en la tele, ni las hijitas de las amigas de mi mamá, ni las amigas de mis hermanas, ni las vecinas (menos sus mascotas!)… NADIE SE LLAMABA LAURA. Era lógico pensar entonces que yo era la única Laura del mundo!! Hasta que entré al colegio… y una Laura se sentó a mi lado. (Para esto, el episodio ocurrió en 2do o 3er grado creo… cómo fue que dejé pasar tanto tiempo para darme cuenta? No es que la que suscribe sea TAN LENTEJA, sino que… no les ha pasado que cuando uno es chico sólo habla con la gente de “su salón” y no con la gente “del otro salón”? Ya pues, esta niña Laura estaba en “el otro salón”). Pero bueno, un día se sienta a mi lado, no recuerdo si fue en el recreo o dónde (creo que fue en uno de esos recreos de “lonchera compartida” donde te sentaban a conversar con un compañerito del otro salón y TE OBLIGABAN a compartir la lonchera!)… la cosa es que esta niña bonita se sienta a mi lado y bueno, sociable yo, le dije “Hola, Cómo te llamas?”. “Laura”. “Ah? No, yo me llamo Laura”. “Yo también”. “No, Yo me llamo Laura”. “Yo también”. “No”. Y así nos la pasamos intercambiando gajos de fruta y pancitos con jamón y queso (en esa época si comía animalitos) y también intercambiando varios estados de negación por mi parte e incomprensión por la de ella. Seguro Laurita llegó a su casa y le contó a su mamá que había conocido a “una chiquita” que no sabía hablar y que sólo decía “No”, así como yo le conté a la mamita olga que esa niña bonita era tan pero tan tonta que pensaba que se llamaba Laura… cuando LA ÚNICA LAURA SOY YO. (Entiendes? LA ÚNICA!)