Ladran Sancho, señal que... ¿Señal de qué?

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Yo les había contado lo galanes y coquetos que son los argentinos. Todos se quieren casar contigo, para todos eres hermosa, una diosa, un "pero mirá lo que sos" y demás etcéteras hasta que aparezca la chica que viene detrás de ti para volver a robarle el corazón al piropeador de turno (Yo creo que por eso hay tanta publicidad de aspirinas en la Argentina, los pobres flacos andan cardíacos todo el tiempo!). Pero bueno, si yo ya les había contado... para qué les vuelvo a contar?. Se le acabaron los temas a la Tía Lauris? ¿¡Cómo creen!? Lo que pasa es que, el otro día, por primera vez, un hombre en la calle en lugar de regalarme una palabrita cariñosa, optó por ladrarme. Así es, un hombre ME LADRÓ en la calle. Y no es esta mi manera metafórica de explicar que me gritó, me habló feo, me dijo alguna cosa malcriada. NO, NO. El hombre aquel, que tendría unos cuarenta años (Y a mi criterio, vigente aún), me ladró de manera literal. Lo gracioso fue que no me lanzó el típico ladrido "GUAU, GUAU", sino que el amigo piropeador experto en lenguas me sorprendió por partida doble con un muy british "WOOF, WOOF". ¿Qué tal? Yo sospecho que todo obedece a la escasez de nuevos piropos. Este señor debe ser un galán de polendas, un langa versero, un porteño romántico que, desquiciado por el sobre uso de los piropos de antaño, se inventó una nueva forma de halagar a las damas que caminan derramando lisura por las veredas cuarteadas de Buenos Aires. Un ídolo el amigo ladrador who barks in perfect english para el deleite de quienes, sin entender por qué, le provocamos la expulsión de tan zoológicas expresiones de urgencia hormonal.

Ya en serio, qué carajo le pasa a la gente?? Basta de ladrarme en las calles!!