No me preguntes si anoche, estuve en casa dormido. (*)

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Las diferencias de horario son algo a lo que no termino de acostumbrarme. No hablo de las dos horas que le lleva la Argentina al Perú, sino de lo noctámbula que es la gente por aquí. O sea, yo soy lechuza, me quedo despierta hasta tarde y luego me cuesta despertarme (Un momento, hay una línea igualita a esta en mi profile! DEJAVU! :D). Pero qué pasa cuando YA ES TARDE, o sea, tipo dos de la mañana y tus vecinos siguen despiertos como si fuera media tarde? (A propósito de “Media Tarde”, acá hay una marca de galletitas que se llama así. Yo la compro pero, secretamente, las como en la mañana. JAJA, déjame hacer mi chiste pues). Bueno, resulta que, después de haber visto HANNIBAL hasta las 2 de madrugada, ya tocaba ponerse pijama, cepillarse los dientes y a dormir, pero no se podía porque el silencio se veía interrumpido por lo que parecía ser una sesión espiritista. Con la música de Psicosis de fondo (Escena “cuchillo en la ducha”, para ser exactos), los vecinos se reían a carcajadas. Pero no eran las risas “JAJAJA” o “JIJIJI”… NO! Eran risas tipo “Mwahahahahaha”. O sea, risas “de maldad” (?). Me pareció rarísimo, pero asumí que estarían viendo una maratón de pelis de Alfred, (Hitchcock that is) y que simplemente debía tener paciencia (Hay que ser justos. Mis vecinos han aguantado –hidalgamente- los campeonatos noctámbulos de TUTTI FRUTTI que se han jugado en mi hogar cristiano. Y esto no viene al caso, pero NADIE ME GANA EN TUTTI FRUTTI). Esperé, esperé y esperé. Siguió la música acuchillante y las carcajadas maléficas. “Esta gente está jugando ouija”, pensé. Y nada, me puse la almohada en la cara (Encontré un uso para mi almohada, casi siempre la pongo al costado de la cama porque no sé que hacer con ella) y, siendo casi las 5am, me puse a dormir. A la mañana siguiente, después de comer mi platito de cereal y tomar mi botellita de Actimel (Yo me he creído eso de las defensas ya?), salgo y veo que el ascensor –PARA VARIAR- está atascado en el piso 11 (donde todos los inquilinos son evidentemente MANCOS o IMBECILES y no cierran la puerta del ascensor y uno tiene que ponerse de mal humor a tan temprana hora de la mañana!!!) y entonces empecé a bajar por las escaleras. ¿A quién encuentro en la puerta del edificio? A mi vecino que, amorosísimo, me pregunta: “Buen día. Dormiste bien?”. “Como en una película de terror”, contesté ácidamente. “Eras vos la de la musiquita?”, dijo menos amoroso. “No eran ustedes?”, respondí menos ácida. Hubo un silencio. Y nada, creo que Alfred está buscando locaciones para su próxima película (póstuma).



El título del post viene prestado de una estrofa de la canción “Bossanova”, de Estopa.