¡De kakkerlak! ¡De kakkerlak! (*)

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En una de esas mañanas (de esas que abundan en mi vida), mi sueño es interrumpido por el sonido de la puerta. Como ya ha pasado antes que las criaturitas con las que vivo se olvidan la llave y a uno le toca pararse y abrirles sin pensar en el aspecto paupérrimo en el que se encuentre (Entérate blog-leyente, La Tía Lauris no amanece hermosa. NO!), me paré somnolienta a buscar el mango de la puerta para, juntando todas mis neuronas despiertas (02), lograr girar la perilla y abrir. Como no podía ser de otra manera del otro lado de la puerta no estaba ninguno de mis convivientes, sino que el elemento más conocido como "La Pesadilla en Elm Street" de la gente que quiere dormir: El Fumigador. Este hombre, no contento con tener un brillante en la oreja (que destella a kilometros), de alguna forma ha logrado dejarse crecer una tripa de pelo que le cuelga (oh, oh, cuánto estilo!) por detrás de la oreja derecha (porque de la otra oreja le cuelga el famoso brillantito pues). Pero esto no tiene nada de malo. Cada persona con su particular estilo. Lo que me desespera es el estado de negación en el que vive este señor. "¿Por qué sonríe como si fuera mediodía? ¡Está oscuro! A esta hora se duerme maddafacka!!" me dan ganas de decirle pero, aunque me encuentro de pie, estoy dormida y no puedo articular oraciones muy largas, menos si incluyen insultos sacados from the bronx. Además, el señor habla con el tonito de vendedor de lustradoras "¡Hola!, ¡Soy el Fumigador!. ¿Tenemos cucarachitas en casa? ¿En la cocina? ¿En el baño?" (¿Quién tiene cucarachitas en el baño digo yo?). Cuando estaba a punto de contestar que no y cerrar la puerta, una amiga marroncita (¡¡UNA!!) sale bailando por detrás del horno. "¡No se diga más! ¡Acabaremos con ellas!" (Inspector Gadget anyone?). Acto seguido, el amigo fumigador esparce su gas verde por la parte baja de la cocina y me informa que el fumigante que utiliza es "Inofensivo, Inocuo y no hace daño" (Ok, hacemos letritas cruzadas). Luego intenta ingresar a la sala para fumigar el baño "En el baño no hay cucarachitas" le digo, atravesándome en su camino. Sin perder el entusiasmo responde "¡Muy bien! ¡La felicito!" (¿Es realmente necesaria tanta euforia?). Luego se despide y, mientras espera el ascensor va silbando nada menos que "La Cucaracha".

Alguien tiene el dato de un fumigador de fumigadores? :-S

(*) "¡La Cucaracha! ¡La Cucaracha!" en Dutch. (Para que veas que tengo amistades viviendo en las Holandas)