jueves, agosto 28, 2008

Lesbic Thoughts.

Yo vivo con 4 hombres. Cuando uno de ellos usa el dinero de su almuerzo para comprar en el Barrio Chino una pistola de juguete con balines, yo me río. Pero luego, cuando él llega a la casa a enseñarla a los demás y todos empiezan a dispararse en diferentes partes del cuerpo y yo veo marcas rojas en piernas, panzas y traseros (y aún así juran que "no duele"), yo me preocupo. Y después, cuando resulta que todos son chicos malos, ladrones de esmeraldas, sicarios encubiertos (¿por qué nadie juega a ser policía?), yo me desespero. Y al final del día, cuando entre balas y carcajadas llego a oír que este sábado están organizando una balacera (porque ya todos tendrán pistolas, ¡Yupi!), yo en verdad siento que necesito una mujer en mi vida.





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El lunes 25 de agosto alrededor del mediodía, descubrí que además de las siliconas, hay formas alternativas para hacer que mi plano pecho se hinche exacerbadamente. El corazón me ha crecido a dimesiones que las palabras que conozco no pueden explicar. Gracias por el cariño. Gracias, en verdad.

lunes, agosto 25, 2008

FlashTango in Baires World.

Por estos días se celebra en Baires el Festival de Tango, seguido nada menos que del Mundial del mismo baile, entonces, la ciudad se llena de eventos donde la gente usa zapatitos acharolados y ropas con flecos, brillos y apliques varios. Como todo en la vida, los sentimientos encontrados confluyen y hay quienes piensan que todo esto es lindo e imperdible y otros que están juntando firmas para matar al señor que toca el bandoneón. Para mí, es divertido todo lo que justamente me entretiene y, en ese sentido, no tengo zapatos acharolados y vestidos de flecos pero tampoco firmaría el planillón para matar al señor del bandoneón (aunque la credibilidad de esta última línea sea poca, toda vez que ha sido confesada previamente mi devoción por los autógrafos en pos de las causas más insólitas).
El otro día caminaba por la calle Florida y pasé por el local donde antes estaban las tiendas Harrods (Las del papá de Dodi, el flaco de Lady Di. No estoy segura, pero entiendo que Harrods se marchó de la Argentina en la época de la crisis del 2001, pero tranquilamente podría estarme inventando). La cosa es que ese local es enorme y hace años que está abandonado pues, aunque sigue perteneciendo a Harrods, no se le daba uso alguno hasta este año cuando se decidió cederlo al gobierno para que fuera una de las sedes del Festival de Tango (Esto si que no es invento, lo leí en la letrita pequeña del brochure del evento). Y nada, como pasaba por ahí, decidí entrar para acreditarme y poder disfrutar de los espectáculos gratuitos que se daban ahí mismo y en otras sedes. Esto de la acreditación se usa mucho por estos lares, el gobierno o cualquier empresa organizan eventos gratuitos pero a uno le toca ir previamente a anotarse para que lo dejen entrar, lo cual es bueno y malo. Bueno porque la Mamita Olga que llevo dentro me recuerda que la seguridad es muy importante y que nunca hay que ir a lugares repletos de gente porque uno puede morir y que feo morirse tan joven y sin haber vivido, y malo porque suele ocurrir que sólo entregan 1 entrada por humano (perros abstenerse) y se da mucho que las reparten a las 11am y a veces sólo puede ir una persona del grupo y bla, bla, bla.
Una vez adentro de Harrods, me acerco a la mesa de informes para saber dónde debo acreditarme. Yo inicié la charla así: "Hola, te hago una pregunta (Yo digo mucho eso, "Te hago una pregunta", y sospecho que alguna gente debe detestarlo, hecho que por cierto disfruto procazmente), dónde puedo acreditarme para el FESTIVAL DE TANGO?" y la chica que brindaba la valiosa información para todos los confesos perdidos que hacemos uso de los counters donde hay colocado un letrerito en forma de "I" me dijo: "Tenés que dar la vuelta por acá y hacer la fila que ves allá en el fondo". Moví la cabeza, vi la fila y le agradecí alejándome de ella y acercándome a la larga cola señalada. Una vez en la línea y ante la cantidad de gente que venía antes que yo, empecé a observar todo para matar el rato y noté que las personas en fila estaban vestidas muy tangueramente, por lo menos en comparación conmigo que andaba vestida más bien de civil (Por un instante me sentí como la chica de la peli Flashdance cuando quiso entrar a la academia de baile y estaba vestida con sus zapatos y overall de fábrica y las demás chicas tenían trajes de ballet. Pero lo que esas ballerinas no saben es que luego esa chica creció y ahora tiene su propia serie que se llama The L World ya? JAJA). Ya habían transcurrido 25 minutos de cola cuando la chica que me antecedía, sospecho que aburrida hasta el tuétano, voltea y me dice: "Y vos, en que te anotás?" y yo... "Ehm, pues..." y ella me cortó (acá la gente siempre te corta, todos parecen saber lo que vas a decir) "...en clásico o acrobático?". ¡¿Eh?! me dije mentalmente (Porque no iba a dejar que la chica "te corto cuando me da la gana porque yo sé lo que vas a decir" fuera a darse cuenta de mi estupor). ¿¿Será posible que la burra con el cartel de "I" encima de la cabeza me haya enviado a la cola de AUDICIONES PARA EL MUNDIAL DE TANGO???. Estaba molesta. Muy molesta por el tiempo perdido... pero luego pensé: ¡Hey! ¡La burra con el cartel de "I" encima de la cabeza me vio pinta de bailarina de tango! YEAH! :D
Pd. Como parte de las actividades tangueras de la semana, el finde nos fuimos a ver a la banda de tango electrónico TANGHETTO. ¡Muy chévere! Y gracias a mi entrañable amigo Ivo, quien desde Perú me pasó el dato. Besos!

miércoles, agosto 20, 2008

Hay que experimentar.

La parte más árdua de una mudanza no es la cargadera de maletas y bultos por la ciudad, sino el tener que empezar los procesos de socialización una y otra vez. Cuando vivía en Recoleta, ya tenía un almacén (Lo que en Perú llamamos “bodega”) para emergencias, un minimercado “chino” (Esto es una “bodega grande” operada por personas en general asiáticas y por alguna razón SIEMPRE embarazadas) para la frutita / verdurita, y un supermercado para ir a hacer “mercado semanal”. Tenía también una lavandería con cestas grandes donde me devolvían las medias completas y la ropa oliendo rico, tenía además una panadería para comprar facturas recién hechas y tenía por último un lugar donde el “menú del día” era más que aceptable, monetariamente hablando. Todas estas delicias no las encontré ni sola ni en un día. Hubo muchos asaltos en almacenes, comidas vencidas en minimercados chinos, medias que enviudaron pues sus parejas terminaron formando pecaminosos tríos en la cesta de ropa de otra persona, y platos de comida baratamente feos o caramente horribles. Luego me mudé a Núñez y me tocó volver a iniciar el proceso. En este segundo barrio nos quedamos menos tiempo que en Recoleta entonces no llegué a encontrar un almacén barato que atendiera pasadas las 9pm (Es más, llegado un punto ya no buscábamos que fuera barato, sólo que ALGO estuviera abierto después de las nueve de la noche. Pero no). Lo que si hallamos fue no una sino dos opciones de panaderías: La primera, con facturas magníficas y atención pésima y la segunda de atención dedicada y facturas de ayer. Demás está decir que cuando nos sentíamos dignos (casi nunca) íbamos donde los panaderos amables y cuando no (todo el tiempo), pues dejábamos arrastrar la ominosa cadena donde la bruja de las facturitas celestiales (Algo así como la gente que hacía cola para comprarle ricos consomé al “Soup Nazi” en “Seinfeld”). Y nada, una vez que llegamos a Palermo Soho, pues de vuelta al análisis concienzudo de la zona. Yo encontré una lavandería ridículamente barata, a 6 pesos la cesta (hay lugares que te cobran 14 pesos la cesta, sitios por los cuales sólo paso y algunas veces pego la nariz a los vidrios para ver dónde es que los ricos lavan sus prendas oh oh tan finas. Jaja), y bueno lo conté a mis convivientes quienes recibieron la noticia con algarabía, entusiasmo y dicha, sensaciones que se acabaron cuando lancé la pregunta: “¿Quién va a ser el primero en mandar ropa para probar el lavadero?”. O sea, esto es básico en los procesos de “peinado” de la zona. Alguien tiene que mojarse con el tema. Yo estaba eximida pues como había descubierto el lugar, ello me “ampay-salvaba” del hecho, liberando de paso al colocho pues enviamos la ropa juntos. Por su parte, el conviviente Cinco estaba recién llegado entonces no tenía ropas pezuñentas. Quedaban entonces Cuatro y Tres para hacer patria por el hogar Cholombiano. Tres tiene en su ropero una camisa gris (que una vez fue blanca), prueba viva de que él ya había quemado unos cartuchos por la familia en alguna prueba de lavandería anterior, entonces correspondía que Cuatro fuese el kamikaze en esta ocasión. Hidalgo y presuroso, seleccionó las prendas a las que le tenía menos cariño y las unió con otras tantas a las que si apreciaba y por esa misma razón debían ser lavadas YA. Luego tomó su mochila y las llevó al que de pronto sería su destino final. Días después, fue por ellas. Estaban vivas. ¡Estaban todas vivas! Ya tenemos lavadero. :) Y nada, ahora toca buscar un sitio donde el “Menú del día” sea barato. Si al que va se le afloja la panza, pues toca seguir buscando. Y así y así, hasta que nos volvamos a mudar.

domingo, agosto 17, 2008

El Aguante Updated.

A pedido de Busy Bossy (a quién no podría negarle nada, faltaba más), les dejo la foto que saldrá en mi DNI argentino CUANDO me lo entreguen.
AHORA SI mi carrera de modelaje se truncó. :-p

dni argentino que lo parió, originally uploaded by lazafer.


pd. No voy a excusarme por mi aspecto. Y no porque no lo crea necesario, sino porque esto es un update y no un disclaimer. :)

viernes, agosto 15, 2008

El aguante.

Ser ciudadano de segunda clase en Argentina es una tarea ardua que aún no consigo el gozo de tener. Yo sigo siendo un individuo de tercera categoría, una inmigrante legal con permiso para estudiar, trabajar, hacer negocios, transitar u organizar un piquete en la plaza si así lo quisiera. Entendiendo que todo aquel que carezca de papeles no ostenta categoría alguna, compréndase que aquella "segunda clase" a la que aspiro con turbación asombrosa no es otra cosa que poder portar en mi cartera de turno aquel librito que, si hablara, respondería al nombre de DNI argentino. ¿Por qué tener DNI argentino no me convierte en "primera clase"? Sencillo, porque los únicos que tienen esa magnitud clasística son los argentinos de origen o los naturalizados como tales. Además, el Estado se encarga de hacer una diferenciación entre los DNI argentino para argentinos y los DNI argentino para otra cosa que no sea argentino. ¿Cómo? Con dos detalles: El primero, el DNI para gaucho puro es color verde hoja y, el Segundo, el DNI para gaucho wannabe es color guinda y ADEMÁS, posee en letras enormes y a lo largo de todo el documento la palabra EXTRANJERO (que leído al revés podría jurar que se oye como SATÁN). Entonces, la cosa es así. Uno llega, un marzo otoñal del 2007, se deja embriagar por las hojitas que caen, el cielo naranja en las tardes, la facturita y el cafecito. Y, de pronto, sin saber cómo, se encuentra haciendo cola para gestionar un certificado de antecedentes policiales en la Argentina. Este es el primer eslabón de un cadena inverosimil de trámites que ALGÚN DÍA ANTES DE QUE MUERA ATROPELLADA POR UN CAMIÓN DE HUEVOS PODRIDOS, me harán llegar a tener el DNI argentino en mi cartera de turno. Luego hay que tramitar la visa, esperar 4 meses a que te entreguen la residencia, sacar certificado domiciliario, iniciar el trámite para el DNI, que te den una cita para dentro de 2 meses, vivir 1 día entero repitiendo que has venido a estudiar y trabajar, firmar 30 papeles donde juras por la Sarita que no te busca la INTERPOL, etc, etc. para que finalmente te entreguen un papelito blanco y te invitan a volver en 8 MESES por el documento. Y nada, hace algunos días se cumplieron los 120 días hábiles que el Estado Argentino me pidió para poder "hacer" mi DNI (con hilos de oro, pensé en su momento, pero demora tanto porque lo escriben a mano ¡A mano!). Y yo fui a recogerlo. Y esperé horas por él, casi tenía a Serrat al lado diciéndome "PENELOPE". Y me llamaron, la señora del counter me llamó y casi bailé hasta llegar a ella, preparando mis manos para recibir la libreteja colorada. Y cuando la tuve abrazada por mis palmas, quise tomar mate, quise tomar fernet, quise ponerme una campera encima de mi remera y que haga juego con mi pollera. PERO NO... porque mi DNI argentino no es mío... es de Laura ZaFFerson. No de Laura Zaferson. NO. De Laura ZaFFerson. Supongo que la F extra es por la FUCKING TORTURA que es obtener el DNI argentino. Que lo parió. Y nada, 60 días hábiles más me toca esperar para ser ciudadana de segunda clase en la Argentina. Ahora sé a que se refería Charly García cuando hablaba de "El Aguante".

miércoles, agosto 13, 2008

Menos complicado es ser réptil.

El otro día, mientras tomaba una ducha obscenamente larga (y uso el término pues para mí, todo lo sabrosamente excesivo es sin duda obsceno más allá de lo naive que pueda ser. O sea, este paréntesis es para que le hagan "delete mental" a todos los patitos de hule con epilepsia y esponjas con ventosas de ultra succión que seguramente ya han alucinado que tienen que ver con la duración de los baños de la que suscribe). Bueno, la cosa es que ese día estaba pensando en las versiones paralelas de vida que las personas llevamos a cabo. Todos cerremos los ojos por un instante y volvamos al cole. La profesora dice: "¿Qué hacen los mamíferos?" y nosotros, como parte de una manada alucinada de niños que sólo quieren ir al recreo decimos: ¡NACEN, CRECEN, SE REPRODUCEN Y MUEREN! Un momento. Este pequeño ejercicio de regresión es imposible de realizar. Si cerramos los ojos... ¡No podemos leer! Jajaja. A lo que voy es que, a nosotros, como mamíferos y según la clase de ciencias naturales, nos corresponde: Nacer, crecer, reproducirnos y morir. ¿Y qué hacemos nosotros? Pues lo que nos da la gana.
  • Están los apuraditos, que nacen, ahí no más se reproducen y como consecuencia CRECEN. Luego, al ver lo que han reproducido y lo que les espera, se mueren. ("Estos son los que queman etapas pues", diría la Mamita Olga)
  • Están los que nacen y no llegan a crecer, pues se vuelven emo y por consiguiente saltan todos los pasos hasta llegar desesperados y posesos al momento en el que mueren (Woo Hoo!).
  • Están las Susanitas, que ni bien nacen quieren reproducirse por montones y armar un equipo de fútbol completo (dos equipos si hablamos de fútbol 5). Morir es un temor constante, porque en ese caso los cotejos familiares quedarían sin arbitro, entrenador, porristas, etc.
  • Están los que crecen antes de nacer. Esto parece imposible pero, con la degeneración de la comida chatarra y demás porquerías tan dañinas como sabrosas, cada día es más común que un mamífero del tipo humano tenga que ponerse a dieta antes de haber realizado la primera mudanza de su vida: De Utero Street a Incubadora Boulevard, that is.
  • Existen también los raritos, aunque en menor cantidad por supuesto, como todo lo "raro", que son los que nacen, crecen, no desean reproducirse y tampoco piensan en el aspecto muerte. (Acá estoy yo. O sea, me gustan los niños, pero no quiero tenerlos, y no pienso en la muerte porque... bueno, ¡Porque prefiero pensar en la vida!). Esta gente es medio mal vista, pues si todos pensaran igual, nos acabaríamos como especie. Felizmente, mi estimación es que hay un "rarito" por cada millón de Susanitas (Esto carece fundamento alguno, but then again, nada de lo vertido en este blog lo tiene). Así que las amigas directoras de jardines de infancia no deben temer por la perdurabilidad de sus negocios.

Y seguro hay más versiones y tipos o "calidades", como le gusta decir a un terco escribidor al que estimo en demasía. La cosa es que mis duchas extendidas son una delicia, pues no sólo pienso en estos temas sino que, además, mantengo la piel súper hidratada.

jueves, agosto 07, 2008

My very own techie dream.

Desde la aventura sucedida de mis sueños suicidas, no había vuelto a recordar lo que soñaba, hasta ahora. Esta vez el sueño no termina en muerte, o por lo menos no tuve que despertarme para evitar morir. En este sueño nadie muere, de hecho, hubo que estar bastante vivo para formar parte del cúmulo de nubecitas soñadoras que se formó encima de mi cabeza cuando cerré los ojuelos y alcancé el estado REM. El sueño tiene lugar en una casa que no conozco, con pisos de madera que crujen al caminar por ellos. La casa es de dos pisos y el sueño es mudo. Egocéntrica e insufrible, yo aparezco en el sueño y además puedo observar todo lo que ocurre dentro de él, así no esté de cuerpo presente en la escena del mismo. Todo inicia en el descanso de las escaleras, yo me veo bajando hacia el primer piso, observando todo, como buscando algo. También veo al colocho, que va en dirección contraria, yendo al piso de arriba y también en actitud de búsqueda. La casa es una oficina, de pronto una agencia de publicidad o algún tipo de empresa donde se usen muchas computadoras y todo esté amigablemente desordenado. Yo desaparezco de escena pero aún soy capaz de ver lo que hace el colocho, que ahora se encuentra en lo que parece ser el cuarto de los servidores de la empresa (No los servidores de “su seguro servidor”, sino los servidores pues, esas compus que los chicos de sistemas no te dejan tocar porque si les haces algo “se jodió todo”). El colocho accede a una de las compus y lo veo fisgoneando el “explorador de Windows” (¿Alguien entiende mis sueños?), en eso, al pasar la flechita del Mouse sobre las carpetitas, encuentra una que se llama “Untraceable” (Ripit after mi: Antreisabol), y es ahí cuando se lleva las manos a la cabeza y, desesperado, se pone de pie y apaga los servidores con mucha prisa. Por algún motivo, yo, la veedora del sueño, sé que la carpetita “Untraceable” es algo terrible, una suerte de folder maligno que en segundos puede destruir todos los archivos de la empresa, y es por eso que el avispado colocho apaga el servidor de inmediato, para evitar una catástrofe (Un héroe, sin duda). Una vez desconectado todo, el colocho sale corriendo de la habitación y baja por las escaleras apareciendo de vuelta en el descanso donde el sueño empezó. De pronto, levanta la cabeza y ve que en el techo, dentro de los fluorescentes que iluminan la casa, hay una lucecita roja que indica que lo están filmando, que la empresa siempre estuvo vigilada por alguien, y entonces lanza “algo” (no llegué a ver qué, supongo que necesito ojos de más pulgadas porque no me dio la vista para eso) y rompió los fluorescentes y siguió corriendo. En ese momento yo reaparezco (Ya era hora ¿No? O sea, es MI sueño) y al ver al colocho apuradísimo, intuyo que algo muy malo pasa y corro junto con él (Yo corro muy mal y el colocho lo sabe, entonces el me toma la mano y un poco que me arrastra como esos trapitos rojos que la gente que traslada fierros amarra al extremo de sus camiones). Ahora estamos fuera de la casa y nuestra carrera continúa, incesante, presurosa, realmente desesperada. Y de pronto, la casa explota. Y me despierto, pero no por el ¡BOOM! (pues como dijimos al inicio, el sueño es mudo), sino por la “onda expansiva” de la bomba. Como nota curiosa, al despertar noté que tenía la mano en el bazo. ¿Qué tiene que ver? En realidad nada, pero nunca me había despertado con la mano en el bazo.

martes, agosto 05, 2008

Tengo un plan.

Me acabo de mudar de Nuñez a Palermo Soho y por algunos días no tendré Internet. Dado esto, tengo un plan.

Iré al Starbucks del Alto Palermo, compraré un “café del día”, tamaño “grande”, y usaré Internet con descaro ninguno. Ahora que lo pienso, es innecesario decir “el Starbucks del Alto Palermo” dado que hasta la fecha sólo hay un local de Starbucks en Baires, pero supongo que me hace sentir mejor incluir en mis oraciones la expresión “Alto Palermo”. Es algo así como comprar un helado de carretilla en el parque de tu casa y comprar un helado de carretilla en Larcomar. Es una pastillita para el corazón, me gusta imaginar. Y bueno, esa es la primera parte del plan. La segunda parte consiste en, una vez usufructuado el wireless starbuckiano como una geek posesa, que no soy, pero el caminar por la calle con una compu en el lomo me hace sentir un poco geek (¿Notaron que dije “en el lomo”? Ja, nunca uso esa expresión, pero me pareció propicia esta oportunidad), lo que haré será retirarme del local portando, además de mis afectos personales, el vaso VACÍO de café. (Mientras me vaya yendo, tal vez tararee la canción de Fabulosos Cadillacs. Tal vez la versión con Celia Cruz. Tal vez imagine que un Vicentico flaco me acompaña. Tal vez. Ehm, para quien no es fanático de Cadillacs, ni de Celia, ni de la gente que antes fue flaca y hoy es gorda, la canción a la que hago referencia es “Vasos Vacíos”).

¿Por qué haré esto? Pues porque creo que soy una gran vivaza y tengo un plan. Ocurre que esta semana, el “Café del Día” en Starbucks es colombiano, y no pienso pagar $7.50 diarios por un café que tengo en casa, dada la multitud colocha con la que comparto apartamento en esta porteña ciudad. Y, como estoy segura que el café de casa es más rico que el de Starbucks (Aparte, ¿Cómo se que es colombiano realmente? Los que hay en casa son Juan Valdez y OMA… y no lo sé de "catadora", sino porque leo la bolsita jaja, pero el de Starbucks… ¿De dónde es? ¿ah? ¿AH?), pues me llevaré el vaso VACÍO y volveré al día siguiente, y el siguiente, y el día después de ese siguiente y PRETENDERÉ que estoy bebiendo café comprado en el lugar (De pronto le eche agua al vaso, es que hay mucho aire en el local y con mi suerte en una de esas el vasito engañador se va volando y ESO SI es de poca prestancia). Este magnífico plan, casi creado por la NASA, lo llevaré a cabo hasta que los señores de Fibertel se DIGNEN a ponerme Internet en la casa.

Me acabo de mudar de Nuñez a Palermo Soho y por algunos días no tendré Internet. Dado esto, tengo un plan. M-U-A-H-A-H-A-H-A.