Vístete de colores, cómprate patines, cambia de peinado, córtate el pelo, canta como negra, levanta pesas, sal a correr, come chocolates, usa reacondicionador, cepíllate los dientes "de adentro para afuera", usa hilo dental (este año que sea en la boca), sonríe más seguido, llora menos intenso, cómete las uñas por alguna cosa (pero sólo por una y que no sean las de los pies), siente mariposas en el bazo, el pulmón y el ventrículo derecho, ve con cuidado y mira distraída, échate crema a diario, depílate las cejas sin hacerte sangrar, usa corrector de ojeras, respira profundo, atórate con chocomel casero, toma cetirizina (la voz nasal de las mañanas no es tan cool como crees), píntate las uñas de rojo (sin pasarte de la raya), cocina carapulcra (y explicale al mundo que diablos es la "papa seca"), remoja los frijoles (y que no se te fermenten), lava calzones a mano (o cómprate mejores calzones para que el lavadero no los malogre), mata cucarachas con estilo (con zapatos de taco aguja), aprende malabares, haz aretes y collares, termina de arreglar tu ropa de baño (3 años es demasiado tiempo), baila cuando llueva y arrópate cuando la ciudad esté a menos ocho, llama a tus papás, celebra las fiestas judías (una no está para desperdiciar feriados), acuéstate contenta y pon la alarma a las 7:30am. Que el 2008 te vuelva menos mala (pero nunca buenísima), más alegre (pero no payasa), muy dichosa (pero sufre un poco) y aun más curiosa (de esto si hasta el cielo).
Happy New Year Tía Lauris.
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