VOLÉ (*)

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Cuando uno es chico siempre quiere volar como superman. La verdad yo siempre estuve más pegada a la idea de dar vueltitas como la mujer maravilla (hasta el día de hoy uso un brazalete que lo prueba), pero no puedo negar que si me jalaba el ojo la capa roja del alter ego de Clark Kent. Luego creces y te subes por primera vez a un avión y eso es un poco lo más cercano a tener alas no? Pero igual te queda el bichito de cómo se sentirá eso de estar por los aires. Yo incluso tengo un tatuaje en forma de colibrí que, entre todos sus significados, aloja ese deseo pueril y acaramelado de querer flotar al vaivén de mis alitas (Y digo alitas figurativamente señorita, la Tía Lauris se baña todos los días just in case). Y bueno, he tenido que esperar 25 años, 9 meses y 5 días para saber lo que es estar por los aires. Así es compañeros. El domingo pasado la Tía Lauris voló. Sus millones de kilos fueron levantados de la silla y, ante sus atónitos (y picarones) ojitos ocurrió: El vuelo de la cóndor.

Estaba con unos amigos tomando té (Y si, yo tomo té, te jode?) y conversando acerca del futuro de la hermana pequeña de uno de ellos, cuando a la siempre avispada Srta. Y se le ocurre comentar que 4 amigos la habían levantado en peso. La verdad a nadie le sorprendió... JAJAJA... mentira!! Obviamente le pedimos que se explaye y ella explicó que, sus amigos habían logrado reducir la presión de aire sobre su cabeza y, al colocar las manos de cada uno detrás de las rodillas y abajo de los brazos, había sido posible levantarla y dejarla suspendida en el aire por unos segundos. NI CAGANDO, dije. Yo también quiero (En realidad todos querían hacer el intento pero estabamos en mi casa y YO CANTÉ PRIMER KIKIRIKI). Acto seguido me hacen sentar en una de las sillas del comedor estilo LUIS XV de la Mamita Olga y me dicen "Cierra los ojos, no te va a pasar nada" (Dónde he escuchado esto antes? Mejor no me explayo, la familia lee este blog. Jijiji) . Como soy recontra obediente (y a la firme quería volar), cerré los ojos y me puse a mentalizar el momento de mi "elevación". Todo iba bien hasta que me pusieron la mano debajo del brazo... ES QUE YO TENGO MUCHAS COSQUILLAS!!! (Y si, este temita me trae taaaantos problemas! Nos quedamos todo el día conversando hija). Pese a todo, decidí controlarme porque mayores eran las ganas de volar. "Aguántese la risa carajo", me reprendía en silencio. Al segundo intento cortaron la presión del aire sobre mi cabeza, me pusieron las manos encima y... VOLÉ!!! Sentí como subía, como me elevaba y llegué a mirarme por los aires en el finísimo espejo (también estilo LUIS XV) de la mamita Olga. Fue LA CAGADA!

Y bueno, le ando contando a todo el mundo. :D

(*) Y esto no tiene nada que ver con el giro de mi profesión.