Meterse en camisa de once varas.
Dar gato por liebre.
Te deseo lo mejor.
No da puntada sin hilo.
Pásalo lindo.
Saludos cordiales.
El uso de frases hechas no debería poner tenso a nadie. Son oraciones ya establecidas que otra persona ya pensó y que los demás, por vagancia, inoperancia o pura moda, adoptamos y volvemos a adoptar. Cuando las usamos selectivamente y de vez en cuando, pues está todo bien y los índices de nuestra felicidad gramatical se mantienen nivelados.
Sin embargo, cuando alguien abusa de esta versión verbal de sopa ramen
(por lo de instantáneo y pre-hecho, déjame con mis metáforas que nadie entiende), pasa que su discurso decanta en lo reiterativo, poco creíble y aburrido. Eso no es lindo para nada y los que escribimos este blog
(Yo, Súper Yo y Ello) nos alejamos -huímos, mejor dicho corremos despavoridos- de estas personas con síndrome incurable de vendedor de Telemercado.
¿A qué viene todo esto? A que uno de mis hobbies es racionalizar frases hechas. Alguna vez compartimos con los queridos blog-leyentes la contrariedad que nos causa la frase
"me cago de miedo"
Y bueno, la frase hecha que hace unos días visitó la zona pajera de nuestra cabeza fue: "Tiene
poto de negra". Si me preguntan, este dicho es muy subjetivo y está provisto de al menos media docena de interpretaciones.
Primero: ¿de qué tipo de negra estamos hablando? ¿de una negra de piel casi blanca como Lisa Bonet
("Denisse", la 2da hija de la familia Cosby en el "El Show de Bill Cosby". No me preguntes cómo guardo este tipo de referencias en mi back up mental) ¿o de una negra en cruce étnico con hindú como la mujer de David Bowie; Imán? O, de pronto, ¿nos referimos a una negra power -chata, tarrona y ojiverde- como Rhianna? O a una negra chocolatosa y purísima -valgan verdades, tan requetenegra que su color es una maravilla- como la modelo Alek Wek? ¿O ya nos vamos a lo
groovy y pensamos en una negra
jamaican look como Lauren Hill?
¿Se entiende lo que digo? ¡Hay demasiados tipos de negras!
Anyway. Una vez, no hace mucho y por todo un día,
yo tuve poto de negra. Pero no en el sentido "frase hecha" del asunto, sino que literalmente mis posaderas se pusieron oscuras. No me caí de nalgas ni hice la de mi sobrinito y me pinté las partes nobles con marcador indeleble. No, no. Lo que ocurrió fue que me compré un par de leggings baratos, de esos que adquieres por "cuarto de docena" para salir del paso. Y las consabidas calzas me tiñeron el rabo de chocolate
bitter sin la más ínfima gotita de azúcar. Lo peor es que me di cuenta cuando estaba en la agencia y me tocó ir al baño a hacer pis.
DISCLAIMER: IF YOU KEEP READING YOU MAY REACH ADULT CONTENT. ALERT! ALERT!
¿Se visualiza la situación? Uno está trabajando, metido en el quehacer diario y de pronto siente un llamado fisiológico que debe atender. En virtud de ello se acerca a los cuartos de baño y embute sus posaderas en el trono donde todas somos reinas; finiquita su acto, se higieniza, jala la palanca, VERIFICA QUE EL TRONO HAYA QUEDADO APTO PARA OTRAS REINAS
(esto es algo que no todas las damitas hacen, eh) y luego se recompone de prendas para salir a lavarse las manos y continuar con su vida.
Ahora, ¿qué sucede cuando entre la jalada de palanca y la verificada de trono, uno se da cuenta que todo el anillo del inodoro está negro?
God dammit, piensa uno. Lo único que queda es agarrar papel higiénico y empezar a sobar el
water para tratar de salvar la situación
(también podrías subirte los calzones primero, pero de eso me di cuenta cuando ya tenía como 10 minutos limpiando y con las ropas por el piso. Convengamos que es un tema de prioridades. Personalmente, antepongo la limpieza a la frontal nudity)
Y nada, me tocó repetir el proceso de lustrada de excusado durante todo el día hasta que llegué a casa y procedí a sobar la zona afectadada hasta que pasó de negro a rojo. Moraleja: no te compres
leggings de 10 lucas, compañera. No seas tacañas, pues.