Descoordinación.

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Ya habíamos conversado acerca de la Tía Lauris y la descoordinación. Este handicap mío es algo que trato de olvidar pero, ¡demonios! la vida se encarga de recordarme, mas bien restregarme en la cara, lo descoordinada que soy. Estaba volviendo de una reunión (en la que nos había ido mal) y el taxi nos dejó en el sótano del edificio donde se encuentra la agencia. En el camino habíamos estado comentando quite a gentleman es mi creativo querido (siempre me deja atrás, pasa y me avienta la puerta, me corta cuando estamos exponiendo, etc, etc, etc. Pero él no se da cuenta que hace eso! En realidad es súper bueno!) y bueno, él siempre responde a estos comentarios con una sonrisa (insisto, el en fondo es un dulce el hombre). Cuando llegamos al sótano, lo primero que hay que hacer es apretar el botón del ascensor... porque puede tomar la vida para que ese armatoste se acuerde que hay vida en los sótanos del pinche edificio del que pronto nos largaremos! :D Perdón, me he desviado del tema. Los dos bajamos corriendo a apretar el ascensor y sorpresivamente este se abre al toque... "Corramos", es el pensamiento que ambos tenemos en mente for sure. Una vez dentro del ascensor... caigo en cuenta de que no tengo mi laptop conmigo... damn it! En una maniobra de cirque du soleil, salto cual gacela fuera del ascensor para alcanza al taxi que se llevaba mi laptop, todo es bulla, todo es movimiento, me siento en un freaking sáfari... finalmente alcanzo el taxi (que valgan verdades no se había movido mucho pero para una chica lerda como yo... vale la pena ponerle efectos especiales a mi historia. Déjame compañero, déjame tener mi anécdota). Bueno, cuando finalmente alcanzo el taxi, abro la puerta y meto la mano para agarrar el maletín... y de pronto por alguna fuerza de la naturaleza el maletín me jala dentro del taxi. Lo siguiente que se es que estoy echada en la parte de atrás del auto (y eso JAMAS me había pasado señorita, cómo cree usted!). "Srta. Laura, está usted bien?" me preguntó el conductor, mitad gentil mitad desconcertado. Y cuando estaba por responder y reincorporarme, es que escucho la voz que jamás pensé escuchar. "Sorry chochera. Yo sólo quería ayudar". Quién era? MI CREATIVO. No sé como, el había corrido junto conmigo detrás del taxi y llego al mismo tiempo que yo a la puerta... pero a la contraria. Y bueno, está claro que él tiene más fuerza que yo. Como resultado, mi hombro morado y el maletín de mi laptop roto (ya me compré una mochila hermosa!). Lo bueno es que ya nadie puede decir que este chico no es un caballero. :)