Muertito Convertido.

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La mamita Olga se luce bastante el día de la cena navideña, sobre todo porque además de cocinar ensaladas, pasteles, purés, arroces y demás "side dishes" (He estado viendo "Top Chef" en Sony), se comporta preparando por lo menos 3 animalitos para que los invitados tengan una surtida variedad para elegir. Esto sin contar el pescadito que prepara para mí, y que siempre termina siendo víctima del picoteo del todo el mundo. Como todos los años, yo fungí de sous chef (Insisto, estoy obsesionada con "Top Chef") y le ayudé en todo lo que necesitaba. La mamita olga es súper organizada, pero tiende a ponerse un poco "ansiosa" y quiere meter el pavo al horno y aliñar las ensaladas a las 10 de la mañana. La que suscribe, por el contrario, hace uso de lo aprendido en su carrera como publicista (o sea, paciencia y buen humor), para desacelerar a su progenitora (Demás está decir que mi mamá me bota de la cocina por ser una "inconsciente, insensible y desinteresada" al no apurarme en hacer las cosas y luego me llama de vuelta reclamando lo "inconsciente, insensible y desinteresada" que fui al haberla dejado O.o).

Este año, además del pavo y el pescadito habían dos muertitos más. O por lo menos eso era lo que yo pensaba porque eran dos bultos separados (Para que no vaya usted a pensar que la tía lauris es tan rubia que no diferencia pajaro de vaca, he de aclarar que yo ayudo haciendo "todos los demás platillos", nunca los animalitos pues, como no como carne, mi mamá tiene miedo de que le sale, seque, desmorone o ponga TNT a los famosos pajaritos, vaquitas o chanchitos que se preparen bajo el techo samborjino de esta prestanciosa familia). Y bueno, hechos los animalitos y observando que su menor hija estaba encargándose de los demás platillos, la mamita olga se fue a tomar una ducha y ponerse hermosisima para la cena navideña. "Te voy a mandar a tu papá para que corte el pavo y los enrollados". Como toda sous chef (o tal vez sous enfermera), preparé "la mesa de operaciones" de mi papá con el cuchillo eléctrico, la tablita y los secadores. Una vez todo cortado y servido en los platones, los dispuse en la mesa teniendo claro que el platón más grande era pavo y que el mediano era chancho, pero no sabía qué era el platón chico, así que asumí que era pollo. Pasadas las 12, los saludos, los brindis, los regalos y demás, pasamos a comer. Como todos los años, los invitados me preguntaban en que consistía cada plato (Olvidé comentar que antes de las 12 soy sous chef y después de la 12 me vuelvo hostess y te recito los especiales del día). Conforme iban pasando, les iba explicando que teníamos Pavo, Chancho y Pollo y detallaba los side dishes. Mi abuelita y varias tías estaban felices con el pollo porque había quedado súper jugoso, sabroso, primoroso y varios osos más. Todo el mundo tenía que hacer con el famoso pollo. La mamita olga estaba feliz, henchida, una diva star.

Al día siguiente nos volvimos a sentar a comer. Mi papá pidió que sacaran todo lo que había quedado y mis hermanas reclamaron el riquísimo pollito. Mi mamá no pudo más. "Qué pasa?", pregunté cautelosa. "El pollo está riquísimo y jugosísimo porque es chancho. No sé por qué todos creen que es pollo. PERO ES CHANCHO!". Todos reímos por la confusión.

Y nada, estimados lectores, está clarísimo que en mi casa los chanchos vuelan.